Las bombas de calor aire-agua son sistemas muy eficientes para calefacción doméstica, pero requieren revisiones periódicas para optimizar su rendimiento. Un mantenimiento estacional adecuado aumenta la eficiencia energética del sistema, prolonga su vida útil y previene averías costosas. Según estudios del sector, un sistema bien cuidado consume menos energía y mantiene un coeficiente estacional de rendimiento (SCOP) alto, garantizando calor confortable al menor costo. La experiencia de Hausum en inspecciones y asesoramiento energético demuestra que las revisiones anuales son clave para conservar el rendimiento original de la bomba de calor.
¿Por qué es importante el mantenimiento estacional?
El mantenimiento preventivo de la aerotermia ofrece beneficios claros:
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Eficiencia energética: Con el tiempo, filtros sucios o intercambiadores obstruidos reducen el caudal de aire y el intercambio de calor. Limpiar filtros y bobinas permite que la bomba de calor funcione “como nueva” y reduce el consumo eléctrico.
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Durabilidad del equipo: Revisar componentes críticos (compresor, válvulas, conexiones) evita desgastes prematuros. Según OGISA, una buena conservación prolonga la vida útil evitando fallos inesperados. Un plan de mantenimiento regular reduce la necesidad de reemplazar piezas críticas y ahorra en gastos mayores a largo plazo.
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Prevención de averías: Detectar problemas leves a tiempo (fugas, desgastes) impide que se conviertan en reparaciones costosas. Un sistema cuidado rara vez sufre roturas imprevistas, minimizando interrupciones de calefacción.
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Confort y calidad del aire: Filtros limpios y refrigerante en buen nivel aseguran un flujo homogéneo. Además, evitan olores desagradables o proliferación de moho en la unidad interior.
En resumen, el cuidado estacional de la aerotermia ahorra energía y dinero: cada euro invertido en mantenimiento se recupera en facturas más bajas y menos averías. Además, al reducir el consumo eléctrico se contribuye a la sostenibilidad ambiental, ya que las bombas de calor bien mantenidas emiten menos CO₂ asociado.
Tareas del usuario y del técnico
No todas las labores de mantenimiento pueden hacerlas los usuarios domésticos. En general:
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Tareas del usuario: Limpieza básica y comprobaciones visuales. Por ejemplo, retirar el polvo de los filtros interiores de la unidad (cada 1–3 meses según uso), vigilar que no haya hojas o escombros bloqueando la unidad exterior, y verificar que no hay ruidos anormales ni mensajes de error en la pantalla. Estas operaciones son seguras y no requieren certificación especial. Tareas sencillas como limpiar filtros o una inspección visual rutinaria pueden hacerlas los propietarios. También es recomendable purgar manualmente los radiadores o el circuito hidráulico cuando aparezcan burbujas de aire, pues el aire atrapado reduce el flujo térmico.
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Tareas para técnicos certificados: Aquellas que implican manipular el circuito frigorífico o ajustar parámetros internos. Por normativa, los trabajos que afectan al refrigerante (soldaduras en tuberías, cambios de compresor, recarga de gas) solo los realizan instaladores habilitados. Igualmente, la comprobación de la presión hidráulica del circuito de agua, la revisión de la resistencia eléctrica de apoyo y la calibración de la curva climática deben dejarlas profesionales. Hausum, con amplia experiencia en auditorías energéticas, recuerda que las operaciones complejas –p.ej. apertura de intercambiadores o soldadura de tubos frigoríficos– están prohibidas para usuarios no autorizados. En definitiva, el usuario se encarga del cuidado básico (filtros, limpieza exterior, purga de aire), mientras que el mantenimiento profundo (refrigerante, electricidad, ajustes técnicos) lo realiza el técnico cualificado.
Revisión antes de la temporada de frío (invierno)
Antes del invierno conviene poner la bomba de calor a punto:
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Limpieza de filtros y serpentines. Retirar y lavar los filtros de la unidad interior (con agua jabonosa) evita obstrucciones. OGISA recomienda hacerlo cada 1–3 meses. Además, limpiar las aletas del evaporador interior y del condensador exterior (con manguera a baja presión) mejora el intercambio térmico. Idealmente, haga esta limpieza en otoño, antes de las primeras heladas.
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Inspección de la unidad exterior. Verifique que alrededor de la unidad exterior no haya hojas, nieve u objetos que bloqueen el ventilador. Durante el invierno la ventilación es crítica; una capa de nieve o hielo debe retirarse suavemente para que el compresor “respire” libremente. También revise que las aletas y carcasas no estén dañadas.
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Ajuste de la curva climática y programación. Adapte la curva climática en la centralita para que la temperatura de impulsión aumente según baje la temperatura exterior. Esto asegura que los radiadores o suelo radiante entreguen suficiente calor cuando haga más frío. Si la bomba usa termostatos programables, prográmelos según horarios de presencia para optimizar consumo.
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Comprobación hidráulica y purga. Revise la presión del circuito hidráulico: el vaso de expansión debe estar cargado al valor indicado (p.ej. 1–1,5 bar en frío). Purge todo el aire del circuito de calefacción tras llenar o recargar anticongelante (la presencia de aire reduce la eficacia del calor).
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Revisión del ACS (si existe). Si el sistema también suministra agua caliente sanitaria, compruebe el estado del depósito: fugas en grifos, bloqueo de válvulas, estado del ánodo de magnesio (previene corrosión). Un técnico puede vaciar parcialmente el depósito y limpiarlo si hay sedimentos acumulados.
Siguiendo estos pasos antes del invierno, la bomba de calor estará lista para trabajar a pleno rendimiento en los días más fríos. Una unidad bien ajustada requiere menos energía para mantener la vivienda caliente y evita arranques forzados que perjudican el rendimiento (y el SCOP) del equipo.
Revisión después del verano (periodo inactivo)
En cambio, al acabar la temporada de calefacción o entrar en un periodo largo de desuso (verano), conviene:
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Limpieza general. Realice una limpieza rápida similar a la de otoño: retire polvo y suciedad de filtros y aletas exteriores. Energánova sugiere inspeccionar las unidades tras el uso intensivo para mantener la eficiencia.
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Vaciado parcial y cierre de válvulas. Si va a apagar el sistema varios meses, drene algo de agua del circuito (aunque no completamente) para evitar estancamientos y proliferación de microbios. Cierre las llaves de corte que alimentan la máquina al circuito de calefacción para aislarla completamente. Este aislamiento impide fugas accidentales en invierno.
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Programación de desconexión. Active el modo “vacaciones” o apague la bomba en el programador. Asegúrese de que no realice ciclos innecesarios. Desconectar temporalmente el suministro eléctrico (sin eliminar el cableado) es otra opción para evitar consumos fantasmas.
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Revisión visual. Compruebe de nuevo el aislamiento de las tuberías exteriores (si las hubiera) y elimine hojas o suciedad de ventilaciones. Durante el verano es ideal limpiar el intercambiador exterior con más detalle para que esté libre antes de la próxima temporada.
Con estas medidas, la bomba de calor sufrirá menos desgaste durante la inactividad y se minimizará el riesgo de daños por abandono. En particular, mantener las válvulas cerradas y las tuberías aisladas evita corrosiones o pérdidas de carga de frío.
Mantenimiento anual obligatorio (normativa RITE)
Según el Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE), las instalaciones de climatización con bombas de calor requieren mantenimiento periódico. En la práctica, al menos una vez al año un técnico certificado debe revisar la instalación completa. Esto garantiza el cumplimiento legal y permite emitir el certificado de mantenimiento reglamentario. Entre las tareas obligatorias se incluyen:
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Inspección de fugas de refrigerante. El profesional debe medir las presiones de trabajo del gas frigorígeno y detectar posibles fugas. Si encuentra pérdida de carga, se repara la fuga y se recarga la cantidad adecuada de gas.
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Limpieza de intercambiadores. Se limpia en profundidad tanto la unidad exterior (condensador) como el interior (evaporador) para eliminar polvo, aceite y obstrucciones. Una unidad limpia rinde hasta un 10–15% más de calor útil.
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Revisión eléctrica y de seguridad. Se inspeccionan y aprietan conexiones eléctricas, se comprueban termostatos, sondas y válvulas de seguridad. Se aconseja revisar elementos como fusibles, contactores y drenajes de condensados en cada servicio. Este chequeo también incluye verificar que los flujostatos o presostatos hidráulicos funcionan correctamente.
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Sistema hidráulico. Además de presiones, se revisa el caudal circulante (motor de bomba) para asegurarse de que no hay obstrucciones. Se purga el aire del circuito y se comprueba el aislamiento de tuberías frigoríficas o hidráulicas (un mal aislamiento degrada notablemente el rendimiento).
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Registro de datos. Por normativa, el técnico debe dejar constancia de la operación en el libro de mantenimiento, anotando presiones, temperaturas, consumos y cualquier anomalía.
Este mantenimiento profesional anual –habitualmente en primavera u otoño– cubre aspectos que el usuario no puede verificar. Cumplir con estas revisiones reglamentarias asegura eficiencia, seguridad y la vigencia de garantías. Sobre todo, mantiene la bomba de calor adaptada a la normativa vigente y con emisiones mínimas.
Comprobación de caudales, purgado y aislamiento
Durante el servicio anual también es crítico revisar el circuito hidráulico de calefacción:
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Verificación de caudal. Asegúrese de que la bomba de circulación mueve la cantidad de agua adecuada según el diseño. Un caudal bajo (por obstrucciones o bomba deficiente) provoca pérdida de calor y gasto extra de energía.
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Purgado de aire. Cualquier aire en radiadores o colectores reduce la eficiencia. Tras rellenar o vaciar la instalación, purgue todos los radiadores y purgadores automáticos hasta expulsar burbujas. Esto evita golpeteos y asegura transferencia térmica óptima.
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Aislamiento de tuberías. Compruebe que el aislamiento de los tubos expuestos (retorno y ida) esté intacto. Si el aislamiento se deteriora el rendimiento de la bomba de calor decae rápidamente. En zonas no climatizadas (sótanos, exteriores) refuerce la espuma aislante para evitar pérdidas de calor.
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Otros parámetros de funcionamiento. El técnico debe calibrar los sensores y asegurar las temperaturas de consigna. Se mide la temperatura de impulsión en diversos puntos para verificar la curva climática. También se comprueba el sistema anticongelante (si lo hay) y se testa la válvula de expansión.
Un correcto purgado y aislamiento preservan la eficiencia de la aerotermia. Por ejemplo, aire en el circuito puede reducir el COP instantáneo varios puntos, lo que empeora el SCOP anual. Por ello, estas comprobaciones aseguran que la bomba de calor trabaje siempre en condiciones óptimas.
Recomendaciones generales
Para mantener la bomba de calor en forma se recomienda:
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Contrato de mantenimiento: Programe una revisión profesional anual con una empresa especializada. Esto asegura inspecciones fuera de temporada caliente y fría, manteniendo el equipo preparado cuando llegue el pico de uso.
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Registrar consumos: Lleve un control mensual del consumo eléctrico de calefacción. Un incremento súbito de la factura suele alertar de problemas de mantenimiento (fugas, filtros sucios, etc.).
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Programación inteligente: Use termostatos programables y zonas para ajustar la calefacción al uso real de la vivienda. Evite sobrecalentar habitáculos desocupados y aproveche temporizadores nocturnos o de fin de semana. Se recuerda que calibrar bien el termostato es clave para la eficiencia.
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Vigilancia continua: Preste atención a señales de alarma (ruidos extraños, mensajes del panel, descensos bruscos de presión). Si observa algo fuera de lo común, solicite al instante una revisión técnica.
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Ambiente limpio: Mantenga despejado el espacio alrededor de la unidad exterior (mín. 1 m libre según OGISA) y el interior (evite obstrucciones en rejillas). Una buena ventilación evita sobrecargas del compresor.
En definitiva, un usuario informado puede contribuir mucho al cuidado del sistema. Sin embargo, toda manipulación técnica debe quedar en manos de profesionales certificados para garantizar seguridad y cumplimiento normativo.
Consejos para alargar la vida útil y mantener un alto SCOP
Para que la aerotermia siga rindiendo al máximo cada año, considere estos consejos adicionales:
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Optimice la curva climática. Cada vivienda necesita su propia curva. Si nota que al día siguiente con más frío el sistema tarda en responder, ajuste la pendiente. Una curva bien puesta maximiza el SCOP estacional (coeficiente que mide la eficiencia anual de calefacción).
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Evite ciclos cortos de encendido/apagado. Trate de mantener la bomba de calor funcionando a carga continua en la medida de lo posible, en lugar de arrancadas breves frecuentes. Esto reduce desgastes en compresor y mejora la eficiencia real.
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Proteja la unidad exterior. En invierno, despeje nieve/hojas de inmediato y, si es posible, instale un techo protector que evite la acumulación de hielo. Se advierte que cualquier obstáculo en la unidad exterior (nieve, suciedad) hace que el equipo pierda eficiencia o incluso puede activar las protecciones internas.
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Combínelo con energías renovables. Si cuenta con paneles solares, sincronícelos con la aerotermia. Un flujo constante de energía limpia permite operar la bomba con un COP mayor, alarga su vida y reduce la huella de carbono.
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Actualice componentes. Considere instalar controles avanzados (termostato inalámbrico, modulo inteligente). Un sistema moderno puede autorregular mejor la curva climática y detectar fallos con sensores, evitando desgaste innecesario.
Siguiendo estas prácticas, la bomba de calor mantendrá un SCOP alto temporada tras temporada. Un sistema óptimo no solo calienta mejor, sino que rinde más por cada kWh consumido, reduciendo el gasto energético global.
En Hausum, con amplia trayectoria en inspecciones técnicas y asesoramiento energético, hemos comprobado que el mantenimiento regular es la mejor inversión para cualquier instalación de aerotermia. Nuestro equipo de expertos recomienda aplicar estas recomendaciones de forma sistemática: un sistema bien cuidado ofrecerá siempre el máximo confort con el menor consumo, evitando sorpresas desagradables.
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