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En climas muy fríos o con viviendas mal aisladas es necesario contar con radiadores de mayor potencia térmica. Estos radiadores suelen tener más paneles y aletas convectoras (por ejemplo, tipos 22 o 33 en acero, o secciones múltiples en hierro fundido), capaces de emitir mucho calor. Un ejemplo típico es un radiador convector de panel doble tipo 22 de 1600×400 mm, que entrega casi 1900 W. Este tipo de emisores “de alta potencia” está diseñado para proporcionar grandes caudales térmicos en espacios con exigencias térmicas elevadas – p. ej. climas húmedos del interior o inviernos muy rigurosos. Gracias a su inercia térmica (sobre todo los de hierro fundido), retienen el calor durante más tiempo, por lo que mantienen la estancia caliente aún después de apagar la caldera. Se recomiendan cuando el aislamiento es deficiente, los techos son altos o la calefacción debe mantenerse encendida largos periodos. Por ejemplo, los radiadores de acero modelo 22 (dos paneles) y 33 (tres paneles) son los que ofrecen la mayor transferencia de calor, justamente para estas situaciones extremas.

  • ¿Cuándo elegir radiadores de alta potencia? Climas fríos (zona E central, pirineos, Meseta alta) con temperaturas bajo cero frecuentes. Viviendas antiguas o mal aisladas (paredes y ventanas con fugas). Espacios grandes o con techos altos donde se pierda mucho calor. Situaciones de uso intenso (calefacción 24 h).

  • Ventajas: Aportan mucho calor de fondo, evitan zonas frías, mantienen temperatura constante. Son robustos (hierro fundido muy resistente a golpes y corrosión). Ideal para calderas tradicionales que trabajan a 70–80 °C y necesitan radiadores grandes.

  • Inconvenientes: Más costosos y voluminosos. Tardan más en calentarse inicialmente (gran inercia). Un radiador sobredimensionado puede enfriar más lento la caldera de condensación (pérdida de eficiencia) si no se diseña bien.

En cambio, los radiadores estándar (p.ej. panel de acero de 1 sola cara, o aluminio) son adecuados en climas templados o inviernos suaves. Estos emisores son más ligeros y se calientan muy rápido, lo que brinda calor de manera casi instantánea cuando se enciende la calefacción. Por ello funcionan bien donde no hay grandes pérdidas térmicas: viviendas bien aisladas, zonas costeras o veranos fríos, y estancias pequeñas que no requieren calefacción continua. Por ejemplo, un radiador de aluminio transmite la mayoría del calor por convección y entra en temperatura rápidamente, ideal para “encender y apagar” brevemente. En climas templados, un radiador estándar puede mantener la casa confortable usando menor potencia. Sin embargo, en un clima frío un radiador estándar se quedaría corto y necesitaría muchos más módulos o temperatura de agua más alta para conseguir la misma calefacción.

Cálculo del número y tamaño de radiadores

El dimensionamiento de radiadores parte de la demanda térmica de cada estancia, que se expresa en W (vatios). Para ello se calcula la carga térmica teniendo en cuenta: superficie, orientación de la estancia, aislamiento, clima local, volumen y número de ventanas. Una fórmula típica es:

Potencia necesaria (W) = Superficie (m²) × factor orientación × factor aislamiento × factor zona climática × (aprox.) 116 W/m².

Por ejemplo, en una habitación de 20 m² en Bilbao (orientación sur, aislamiento bueno, zona climática C) la operación fue: 20×0,92×0,93×1,04×116 ≈ 2064 W. Esta es la potencia total que deben aportar los radiadores.

En la práctica se suele estimar cuántos “elementos” o módulos de radiador hacen falta: cada elemento (unidad) estándar emite unos 100–140 W a 70 °C de impulsión. Por tanto, como regla orientativa, se instalan unos 0,8–1,2 elementos por m². En una vivienda estándar bien aislada, 1 elemento/m² suele ser suficiente, pero se incrementa en caso de: orientación norte, muchas ventanas, techos altos o mal aislamiento. Por ejemplo, un salón orientado al norte con una pared acristalada necesitará más módulos que uno sur con buena fachada.

Factores clave a considerar:

  • Orientación: Las habitaciones al norte requieren ~10–15% más potencia, al sur menos.

  • Aislamiento: Ventanas de doble acristalamiento y fachadas con aislamiento bajan el requerimiento; paredes sin aislamiento lo suben ~10%.

  • Zona climática: Según el CTE (DB-HE), las zonas frías (Interior) pueden necesitar hasta un +19% de potencia respecto a zonas cálidas. (Mapa de zonas en España)

  • Pérdidas por ventanas: Grandes o muchas ventanas aumentan la demanda. Una ventana orientada al norte deja escapar mucho calor.

  • Altura y volumen: Techos muy altos o espacios grandes doblan el aire caliente, incrementando la carga.

Mapa de zonas climáticas de España (Fuente: CTE DB-HE). Cada letra (A–E) refleja la severidad del invierno; las zonas frías (D–E) exigen más potencia térmica.

Tras calcular la potencia total necesaria, se reparten los radiadores en la estancia de modo uniforme. Es aconsejable usar dos radiadores pequeños en vez de uno muy grande en espacios amplios, para evitar zonas frías en esquinas. Además, siempre debe quedar espacio libre por delante para no bloquear la convección (no tapar con muebles o cortinas).

Instalación nueva vs. mejora de la existente

Nueva instalación: Al planificar desde cero, sigue un cálculo de cargas de calor (según CTE DB-HE) para cada estancia. Elige radiadores (material y modelo) basados en la potencia hallada. Para climas fríos, incluye radiadores de doble panel o de hierro; para climas suaves, puedes usar radiadores estándar o incluso de baja temperatura compatibles con bombas de calor. No olvides prever espacio para purga y equilibrado hidráulico. Instalar llaves termostáticas en cada radiador permite regularlos individualmente.

Mejora de sistema existente: Si notas que la calefacción no alcanza el confort deseado, hay acciones de mejora antes de cambiar todo el sistema:

  • Purgar y limpiar radiadores: Elimina aire atrapado regularmente (al menos 1 vez al año) y limpia el polvo. Esto mejora la eficiencia de emisión.

  • Instalar láminas reflectantes: Colocar paneles de aluminio tras los radiadores dirige el calor hacia la estancia en vez de perderlo en la pared.

  • Añadir válvulas termostáticas (TRV): Permiten ajustar temperatura por estancia. También revisa que las válvulas manuales estén abiertas y equilibradas.

  • Corregir distribución: Asegurar que la bomba de circulación funcione bien y el circuito esté equilibrado. A veces basta con subir la temperatura de impulsión en casos extremos (pero ojo con perder condensing en calderas modernas).

  • Mejorar aislamiento: Refuerza sellado de ventanas, puertas y muros (doble acristalamiento, burletes). Un buen aislamiento puede reducir mucho la carga.

  • Actualizar radiadores anticuados: Si los radiadores son muy pequeños o viejos, considera reemplazarlos por otros más eficientes o de mayor superficie emitiendo más calor.

Consejos prácticos: No obstruyas los radiadores con muebles; siempre deja espacio libre. Ventila brevemente y rápidamente para renovar el aire sin enfriar demasiado. Programa la calefacción para evitar ciclos innecesarios (p.ej. termostatos programables). Y recuerda que un radiador sobredimensionado no es igual a confort extra: gasta más energía y puede impedir que la caldera funcione en su rango óptimo.

Conclusión y servicios de Hausum

En resumen, la elección de radiadores debe adaptarse al clima y las características del hogar: en climas fríos se prefieren emisores de alta potencia (panel doble, hierro fundido, etc.) que compensen mayores pérdidas, mientras que en climas suaves bastan radiadores estándar de respuesta rápida. El dimensionamiento correcto (potencia en W según m², orientación, aislamiento, zona climática) es clave para evitar reformas costosas o consumo excesivo.

Si tienes dudas sobre tu instalación o buscas mejorar el confort térmico, en Hausum ofrecemos servicios de inspección y asesoramiento: podemos realizar estudios térmicos de la vivienda (incluso con cámara infrarroja), verificar el dimensionamiento de tu sistema de calefacción y proponer soluciones de mejora. Desde revisar que los radiadores sean los adecuados hasta optimizar el aislamiento o la regulación, nuestro objetivo es garantizar que tu calefacción funcione con máxima eficiencia y seguridad. Con la experiencia en inspecciones energéticas de Hausum, podrás asegurarte de que cada radiador instalado sea el correcto para tu casa y clima.