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Guía práctica para estufaas y calderas

Los sistemas de calefacción por biomasa (ya sean estufas de pellets o calderas de pellets/astillas) ofrecen una alternativa sostenible y económica, pero requieren un mantenimiento adecuado para funcionar de forma óptima y segura. Un mantenimiento regular garantiza un rendimiento eficiente, previene averías costosas y alarga la vida útil del equipo. A continuación, te ofrecemos una guía completa –en un tono técnico accesible para todos los públicos– sobre cómo cuidar tu estufa o caldera de biomasa. Hablaremos de la limpieza de cenizas, la carga correcta de combustible (pellets o astillas), las revisiones periódicas (semanales, mensuales, anuales) y las diferencias clave entre estufas y calderas en lo relativo al mantenimiento.

Limpieza de cenizas: frecuencia, herramientas y aspectos clave

Acceso al cajón de ceniza en estufas de pellets (Ecoforest). La combustión de pellets y astillas genera una cantidad de ceniza menor que la leña tradicional, pero es imprescindible retirar esas cenizas con regularidad. Si se acumulan en el brasero o en el cenicero, pueden obstaculizar la entrada de aire y reducir el rendimiento o incluso causar daños. En una estufa de pellets doméstica, se recomienda limpiar la cámara de combustión (retirar cenizas del hogar) cada 1–2 días de uso, dependiendo de las horas de funcionamiento y de la calidad del pellet utilizado. Un pellet de buena calidad (certificado) arde más limpio y dejará menos residuos, alargando los intervalos entre limpiezas. En las calderas de biomasa más grandes, el depósito de cenizas suele ser mayor y algunos modelos cuentan con sistemas automáticos de extracción, por lo que el vaciado manual puede espaciarse más. Aun así, nunca debes dejar que las cenizas saturen el equipo, pues un hogar lleno de residuos dificulta la combustión y puede incluso deformar piezas internas (brasero, parrillas, cajón cenicero) y provocar averías.

Herramientas recomendadas: Para retirar las cenizas usa preferiblemente un aspirador de cenizas en lugar de una aspiradora doméstica convencional. Las aspiradoras domésticas pueden estropearse con el polvo fino y el hollín, mientras que un equipo específico para cenizas cuenta con filtros adecuados y metal resistente al calor. También puedes emplear cepillos de cerdas metálicas o brochas para desprender depósitos incrustados en el brasero o en las paredes, y una pequeña pala metálica si fuera necesario. No olvides la seguridad personal: realiza la limpieza siempre con el aparato apagado, frío y desenchufado de la corriente. Usa guantes resistentes al calor para manipular piezas con posibles restos calientes y, si es posible, una mascarilla para no inhalar el fino polvo de cenizas.

Proceso básico de limpieza: abre la puerta del hogar (asegurándote de que todo esté frío) y extrae el brasero o cestillo donde se queman los pellets. Vacía y aspira el brasero, limpiando bien todos sus orificios para que el aire pase sin obstáculos. Aspira también el cenicero o cajón de cenizas en la base de la cámara de combustión. Conviene repasar con un pincel las esquinas donde pueda acumularse ceniza. Si tu estufa posee un intercambiador de calor con turbinas o tubos, acciona el mecanismo de limpieza (por ejemplo, moviendo la palanca de rascado) para que el hollín caiga al cenicero y puedas aspirarlo. Finalmente, limpia el cristal de la puerta con un paño húmedo o producto específico no abrasivo, cuando esté completamente frío, para retirar el hollín y permitir una buena visibilidad de la llama. Aprovecha para pasar un trapo por las rejillas de ventilación y la parte externa de la estufa, manteniéndolas libres de polvo.

Consejos prácticos: Deposita siempre las cenizas retiradas en un recipiente metálico con tapa, y almacénalo lejos de materiales combustibles. Las cenizas pueden conservar brasas incandescentes durante horas, por lo que un cubo metálico cerrado es la forma más segura de desecharlas. Nunca uses agua para enfriar las cenizas dentro de la estufa o caldera (los cambios bruscos de temperatura podrían dañar componentes); simplemente déjalas enfriar de forma natural antes de aspirar. Además, observa el aspecto de las cenizas: unas cenizas finas y de color gris claro indican una buena combustión, mientras que cenizas muy oscuras o con trozos de pellet/astilla sin quemar señalan una combustión incompleta o un problema de ajuste. Si notas este último caso de forma recurrente, conviene revisar el aparato o el combustible usado.

Carga de pellets o astillas: cómo hacerlo correctamente y elección del combustible

Una carga de combustible adecuada garantiza un funcionamiento seguro y eficiente. Antes de recargar pellets o astillas, asegúrate de que el sistema esté en condiciones seguras: en estufas de pellets, lo ideal es hacerlo cuando la estufa está apagada o en standby (muchos equipos permiten recargar con la estufa encendida, pero siempre con precaución de no tocar partes calientes); en calderas de astillas con tolva, la recarga suele hacerse con el equipo apagado.

Procedimiento para cargar pellets: Abre la tolva o depósito superior de la estufa/caldera. Vierte los pellets lentamente desde el saco, evitando levantar polvo en exceso y evitando que el saco toque superficies calientes de la estufa que pudieran quemarlo. No sobrepases la capacidad máxima del depósito (generalmente indicada en el manual). Una vez llenado, cierra bien la tapa de la tolva para que no entre humedad ni se escape el vacío que ayuda a alimentar correctamente el sinfín. Nunca introduzcas combustible directamente en el brasero de combustión ni uses líquidos inflamables; las estufas de pellets prenden automáticamente el pellet dosificado, por lo que solo debe alimentarse a través de la tolva. Del mismo modo, no uses ningún combustible que no sea pellet de madera del tipo recomendado por el fabricante. Por ejemplo, no mezcles otros biocombustibles (huesos de aceituna, maíz, etc.) u objetos extraños, a menos que tu equipo esté certificado como policombustible y lo indique el manual.

Tipo de pellet a utilizar: Emplea siempre pellets de alta calidad, certificados (ENplus A1) y del tamaño apropiado (normalmente 6 mm de diámetro para equipos domésticos). Un pellet certificado asegura bajo contenido en humedad y cenizas, alta densidad y ausencia de impurezas, lo que redunda en una combustión más eficiente y limpia. Usar pellets de baja calidad puede producir más residuos, menos calor útil e incluso obstrucciones o daños a largo plazo en el alimentador y el quemador. Por su parte, las astillas de madera (leña triturada) deben cumplir las especificaciones de tu caldera: normalmente se requiere astilla seca, de granulometría homogénea (por ejemplo G30 o G50) y sin elementos extraños (tierra, piedras o trozos demasiado grandes). Las astillas con exceso de humedad reducirán mucho el poder calorífico y generarán más hollín y creosota, así que asegúrate de que estén bien secas y curadas antes de cargarlas.

Recomendaciones de almacenamiento de pellets y astillas: El cuidado del combustible empieza desde su almacenamiento. Mantén los pellets en un lugar seco, fresco y bien ventilado, alejados de fuentes de humedad. Lo ideal es almacenarlos en sus sacos originales sobre palés de madera u otras superficies elevadas, para que no absorban humedad del suelo. Si se guardan en un garaje, trastero o exterior, protégelos de la lluvia y la condensación (por ejemplo, con una funda o lona) y evita la luz solar directa, ya que los rayos UV y el calor pueden degradar los pellets con el tiempo. En interiores, procura que el sitio esté bien ventilado para evitar humedad relativa alta. Los pellets no caducan, pero conviene no almacenarlos durante años; compra la cantidad acorde a tus necesidades de la temporada para que conserven sus propiedades. En cuanto a las astillas, suelen almacenarse a granel en silos o depósitos. Es importante que dicho silo esté protegido de la intemperie y que la astilla se mantenga aireada (para evitar mohos) y seca. No apiles astillas húmedas en lugares cerrados, ya que podrían fermentarse o pudrirse. Si notas que el pellet o la astilla están húmedos al tacto, pegajosos, con moho o deshechos, es mejor no usarlos hasta secarlos adecuadamente (o deséchalos si están en mal estado).

Consejo práctico: Si tu estufa o caldera ha estado apagada por un largo período (por ejemplo, durante el verano), es aconsejable vaciar la tolva de pellets antes del siguiente encendido. Los pellets almacenados mucho tiempo en el depósito pueden absorber humedad ambiental y deteriorarse, lo que dificultaría su ignición y combustión. Al inicio de cada temporada de frío, carga pellet fresco y seco, y realiza una limpieza general antes de encender el primer fuego.

Revisiones periódicas: mantenimiento semanal, mensual y anual

Un buen mantenimiento preventivo se basa en tareas realizadas con diferente periodicidad. Algunas labores son frecuentes (cada semana o incluso a diario en uso intensivo), otras son más espaciadas (mensuales o por temporada) y, al menos una vez al año, se debe hacer una revisión profesional a fondo, especialmente en calderas. A continuación, detallamos las tareas típicas en cada intervalo y destacamos las diferencias entre estufas de pellets y calderas de biomasa.

Mantenimiento semanal (o diario, según uso)

Estas son las tareas de limpieza y comprobación frecuentes que el usuario debe realizar durante la temporada de uso, aproximadamente cada semana o cada pocos días, dependiendo de cuánto se use el equipo:

  • Vaciar el cenicero y limpiar el brasero: Retira las cenizas acumuladas y los restos de combustible no quemado del cajón de cenizas y del quemador con la frecuencia necesaria. En una estufa de pellets residencial, esto puede ser necesario cada 1–3 días de uso intensivo, ya que el cajón es pequeño; en una caldera de mayor tamaño con recipiente amplio de cenizas (y más si tiene extracción automática), el vaciado puede hacerse con intervalos algo mayores (por ejemplo, semanalmente). Aun así, no esperes a que el cenicero esté totalmente lleno. Aprovecha para aspirar bien los rincones y limpiar los orificios del brasero para asegurar un flujo de aire óptimo. Si observas incrustaciones (costras vitrificadas de ceniza) en el quemador, raspa y elimínalas cuidadosamente, ya que pueden obstruir la entrada de aire.

  • Limpiar el intercambiador de calor: Muchos equipos tienen palancas o sistemas para limpiar el intercambiador (tubos por donde circulan los gases calientes) moviendo cepillos o turbuladores. Acciona este mecanismo de limpieza a diario o varias veces por semana, según indicaciones del fabricante, para desprender el hollín de las paredes internas. En estufas de pellets suele recomendarse hacerlo antes de cada encendido diario con el aparato frío, mientras que en calderas automáticas este proceso ocurre solo (mecánicamente) a intervalos regulares. Aun con limpieza automática, conviene verificar que no queden depósitos de hollín muy gruesos; si los hubiera, será necesario una limpieza manual extra.

  • Revisar el estado de las juntas y puertas: Verifica que la puerta del hogar cierre herméticamente y que las juntas (empaquetaduras) no estén deterioradas. Una puerta mal sellada puede falsear la combustión al entrar aire no controlado. Comprueba periódicamente la integridad de las juntas de la puerta y del cenicero para prevenir falsas entradas de aire. Si notas alguna junta agrietada o endurecida, anótalo para reemplazarla durante el mantenimiento anual.

  • Limpieza del cristal y rejillas: Cada pocos días (según cuánto se ensucie) limpia el vidrio de la puerta para remover el hollín que se deposita. Un cristal limpio te permite observar la llama y la acumulación de cenizas en la cámara. Utiliza un paño suave con un limpiacristales no corrosivo y asegúrate de que el cristal esté frío. Asimismo, pasa un paño por las rejillas de ventilación (en estufas de aire) para quitar el polvo, garantizando una buena circulación del aire caliente por la habitación.

  • Comprobaciones de funcionamiento: Enciende el equipo y observa que todo funcione con normalidad. Fíjate en la llama: debe ser estable y de color amarillo-blanquecino brillante. Una llama muy amarilla y humeante puede indicar falta de aire o exceso de combustible (combustión incompleta). Si percibes suciedad inusual en el cristal, hollín negro o la llama titilante, quizá necesites hacer una limpieza más profunda o ajustar parámetros (consulta con un técnico si persiste). Igualmente, escucha y observa: ruidos extraños, vibraciones, o un arranque más lento de lo normal pueden ser señales de que algo no marcha bien. Ante cualquier indicio anómalo (ruidos, humo excesivo, mensajes de error en el display, etc.), no lo ignores: resuélvelo con la limpieza correspondiente o contacta con el servicio técnico para una revisión preventiva.

Mantenimiento mensual (o de media temporada)

Además de las tareas frecuentes, aproximadamente una vez al mes (o cada cierto número de horas de funcionamiento) conviene realizar tareas de mantenimiento más exhaustivas:

  • Limpieza del conducto de humos: Al menos mensualmente limpia el primer tramo de la chimenea o salida de humos, especialmente la conexión en “T” donde suele haber un tapón de registro. Para ello, con el equipo apagado y frío, retira la tapa del registro en la “T” de la salida de humos y aspira o recoge la ceniza y hollín acumulados en ese codo. Esta zona tiende a acumular residuos que, si no se eliminan, pueden obstaculizar el tiro. Precaución: la primera vez es recomendable que lo realice un profesional, pero luego el usuario puede repetir esta tarea regularmente si se ve capacitado. Mantener limpio el conducto de humos favorece un buen tiro y evita riesgos de obturación o retorno de humos.

  • Revisión de la cámara de combustión y hollín: Inspecciona las paredes internas de la cámara de combustión (tanto de la estufa como de la caldera). Si observas capas de hollín adherido en las paredes o en el intercambiador, es momento de limpiarlas. En las calderas modernas, los movimientos de turbuladores u otros sistemas suelen encargarse de esto diariamente, pero puede quedar algo de hollín pegado. Cada milímetro de hollín reduce la transferencia de calor y la eficiencia, por lo que es importante retirarlo. Usa un cepillo de chimenea o rascador adecuado para las superficies metálicas del intercambiador, siempre con cuidado de no dañar los materiales refractarios si los hubiera.

  • Vaciar y limpiar la tolva de combustible: Con el uso, en el fondo de la tolva de pellets se acumula serrín fino desprendido de los pellets (y en tolvas de astilla pueden quedar pequeños fragmentos y polvo). Ese residuo puede dificultar la alimentación si llega a compactarse. Por ello, un par de veces durante la temporada (por ejemplo, a mitad de invierno y al final), deja que la tolva se vacíe casi por completo de pellets en funcionamiento normal, y aspira el fondo de la tolva para quitar todo el polvo acumulado. Así garantizas que el sinfín alimentador pueda girar libremente y que no haya obstrucciones en el conducto de caída de pellets. Del mismo modo, en calderas de astillas, conviene consumir la mayoría de astillas del silo y remover ligeramente el resto (con el equipo apagado) para evitar zonas apelmazadas –especialmente si ha podido entrar algo de humedad–.

  • Comprobar la presión y elementos de seguridad (solo calderas): Las calderas de biomasa que calientan agua para calefacción tienen circuitos hidráulicos y elementos adicionales que requieren vigilancia. Revisa en el manómetro la presión del circuito de calefacción de la caldera (en frío debería rondar entre 1 y 1,5 bar, según tu instalación). Si detectas que la presión desciende significativamente con el tiempo, podría haber pequeñas fugas o necesidad de purga; ajústala siguiendo las indicaciones del manual (normalmente añadiendo agua al circuito) o consulta con un técnico. Asimismo, verifica visualmente que no haya fugas de agua en válvulas o bombas, y que las válvulas de seguridad (como la válvula de seguridad de presión y la válvula de descarga térmica, si existe) estén limpias y sin obstrucciones. Estos aspectos suelen ser comprobados en el mantenimiento profesional, pero una mirada mensual del usuario puede anticipar problemas.

  • Uso fuera de temporada: Si tu caldera va a permanecer varios meses parada (por ejemplo, en verano), es recomendable ponerla en marcha unos minutos una vez al mes aunque no necesites calefacción en ese momento. Esto hace que bombas, ventiladores y otros mecanismos se muevan periódicamente, evitando agarrotamientos por inactividad prolongada. Basta con encenderla 10–15 minutos hasta que coja temperatura y luego apagarla. Este sencillo truco ayuda a mantenerla en buen estado y reduce incidencias al volver a la temporada de uso.

Mantenimiento anual (revisión profesional)

Al menos una vez al año se debe realizar una revisión completa de la estufa o caldera de biomasa. Lo ideal es programarla al final de la temporada de invierno (cuando ya no vayas a usar el equipo en varios meses) o antes de comenzar el otoño, de modo que encares la nueva temporada con el equipo a punto. En esta revisión es altamente recomendable contar con un técnico especializado, ya que implica tareas más complejas y garantiza que se cumplan las exigencias de seguridad y eficiencia. De hecho, la legislación vigente en España establece que “las calderas de biomasa deben ser sometidas por lo menos a un mantenimiento oficial anual” por personal autorizado. Aunque en el caso de estufas de pellets domésticas no siempre es obligatorio por ley, muchos fabricantes lo recomiendan para mantener la garantía y un funcionamiento seguro.

Tareas del mantenimiento anual (calderas y estufas):

  • Limpieza profunda y deshollinado: El técnico realizará una limpieza integral de la cámara de combustión y del recorrido de humos. Esto incluye desmontar y limpiar a fondo el quemador/brasero, los pasos de humos, el intercambiador de calor y el ventilador extractor de gases. También se lleva a cabo el deshollinado de la chimenea o conducto de evacuación, eliminando creosota y hollín de las paredes internas. Esta limpieza garantiza que no queden obstrucciones ni depósitos que reduzcan el tiro o la transferencia de calor.

  • Comprobación de componentes clave: Un mantenimiento profesional revisará en detalle todos aquellos elementos vitales y de desgaste del sistema. Esto incluye el sinfín alimentador (asegurando que no haya holguras excesivas ni objetos atascados), el motor y la transmisión que mueve el sinfín, la tolva (inspeccionando sensores de nivel si los hay), los ventiladores (tanto el extractor de humos como el de convección en estufas de aire), los interruptores de seguridad y termostatos, el cableado y conexiones, las juntas y sellos de puertas y conductos, los sensores (sondas de temperatura, sensor de depresión, etc.) y el estado de los tubos de escape de humos. En calderas, además, se revisarán elementos del circuito de agua: bomba de circulación, vaso de expansión, purgadores, válvulas, etc., para confirmar que operan correctamente.

  • Ajustes y pruebas: Tras la limpieza, el técnico suele realizar pruebas de encendido y modulación para verificar que la combustión sea correcta. Puede ajustar parámetros en el controlador (alimentación de pellet, caudal de aire, calibración de la sonda Lambda si la hay, etc.) para optimizar el rendimiento según el estado del quemador y la chimenea limpias. Asimismo, comprobará sistemas automáticos como la limpieza del quemador o intercambiador en las calderas que lo incorporen, para asegurarse de que funcionan sincronizadamente. Cualquier pieza desgastada (por ejemplo, resistencias de encendido, juntas, sensores defectuosos) se sustituirá en esta revisión para prevenir fallos durante el invierno.

  • Informe y consejos: Finalmente, el profesional te entregará un informe o checklist de las operaciones efectuadas. Es buen momento para que el usuario consulte cualquier duda de uso. Por ejemplo, puedes preguntar por la calidad del pellet que estás usando si se observaron muchas incrustaciones (el técnico notará si había exceso de ceniza o residuos anómalos). También atenderá a elementos de seguridad: verificar que la salida de humos tiene el cumplimiento reglamentario, que la toma de aire de combustión no está obstruida, y que los dispositivos de seguridad (termostatos de seguridad, presostatos, válvulas) actúan correctamente.

Importante: No descuides el mantenimiento anual, especialmente en calderas. Además de ser una obligación legal en muchos casos, una caldera de pellets/astillas sin una puesta a punto adecuada puede perder eficiencia (consumir más combustible para el mismo calor) e incluso aumentar sus emisiones contaminantes. Por seguridad, eficiencia y economía, esta revisión es esencial. En estufas de pellets, aunque el usuario haya realizado limpiezas periódicas diligentemente, la revisión profesional anual descubrirá y prevendrá problemas incipientes que a simple vista no se notan. Algunos fabricantes condicionan su garantía a que se realice esta revisión anual por servicio técnico oficial.

Diferencias entre el mantenimiento de estufas y calderas

Tanto las estufas como las calderas de biomasa comparten muchos principios de mantenimiento, pero existen diferencias clave debidas a su distinta escala y configuración:

  • Frecuencia y automatización: Las estufas de pellets (aparatos autónomos de aire) suelen requerir intervenciones de limpieza más frecuentes por parte del usuario. Al tener cámaras de combustión y ceniceros más pequeños, y carecer normalmente de sistemas de autolimpieza, el usuario debe vaciar cenizas y limpiar el brasero casi a diario o cada pocos días. En cambio, las calderas de biomasa (equipos centralizados conectados a agua) generalmente vienen equipadas con mecanismos automáticos: limpian el quemador mediante movimientos mecánicos o aire comprimido, limpian el intercambiador con turbadores motorizados e incluso compactan o extraen cenizas a un depósito externo. Esto permite que el mantenimiento manual en el día a día sea menor (el usuario quizá vacíe el cenicero una vez por semana o según indique el equipo). Aun así, la presencia de automatismos no exime de la vigilancia: el usuario de una caldera debe comprobar que estos sistemas funcionan y vaciar el contenedor de cenizas cuando esté lleno.

  • Intervención profesional y normativa: Por su mayor potencia y complejidad, las calderas requieren sí o sí de revisiones profesionales periódicas. De hecho, como mencionamos, es obligatoria una revisión anual oficial en las calderas de biomasa, similar a la ITV de los coches o a la inspección de calderas de gas. En esas revisiones se atienden componentes (quemadores, intercambiadores, bombas, válvulas, etc.) que el usuario no puede o no debe manipular. Las estufas de pellets, al ser equipos más sencillos y de menor potencia, delegan casi todo el mantenimiento en el propio usuario; no están sujetas a una reglamentación tan estricta de inspecciones. No obstante, es muy recomendable también hacerles una puesta a punto anual profesional, aunque no sea obligatoria, para asegurar su buen estado interno y calibración.

  • Capacidad de combustible y cenizas: Una diferencia práctica es que las estufas suelen tener depósitos de pellet de 15 a 30 kg, que el usuario rellena cada 1 a 3 días en invierno, y pequeños cajones de ceniza que exigen vaciados frecuentes. Por su parte, las calderas suelen estar conectadas a silos o depósitos más grandes (desde 60–100 kg en calderas compactas domésticas, hasta varios toneladas en instalaciones con silo), con alimentación automatizada por sinfín o aspiración. Esto implica que la gestión del combustible es distinta: en una caldera, el usuario puede recibir suministro de pellet/astilla a granel y llenar el silo de una vez, necesitando recargas menos frecuentes. Las cenizas en una caldera también se recogen en un contenedor de mayor capacidad, a veces comprimidas; además, la tasa de ceniza de los pellets es muy baja (~0,5% en peso), por lo que una caldera de pellets apenas genera residuos y su limpieza es más sencilla en ese sentido. Las calderas de astillas, sin embargo, generan algo más de ceniza y contienen más impurezas, por lo que incorporan sistemas de extracción de cenizas más robustos y el usuario debe estar atento a vaciar el depósito de cenizas cuando corresponda (por ejemplo, cada pocas semanas, según uso).

En Hausum, no solo inspeccionamos viviendas: también ayudamos a que sistemas como las estufas o calderas de biomasa funcionen de forma segura y eficiente. Si tienes dudas sobre la instalación, mantenimiento o estado general de tu sistema de calefacción, nuestros arquitectos técnicos pueden ayudarte a valorarlo en detalle durante una inspección. Porque el confort empieza con una vivienda bien cuidada.