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El mantenimiento preventivo de una caldera mural de gas natural es esencial para conservar su eficiencia energética, seguridad y durabilidad. Una unidad limpia y bien ajustada consume menos gas, prolonga su vida útil y evita fallos graves. Estudios demuestran que las revisiones periódicas aumentan la seguridad y la eficiencia del equipo, reduciendo pérdidas de calor y posibles emisiones peligrosas. Por ejemplo, una caldera mal cuidada puede sufrir fugas de gas o incluso emitir monóxido de carbono, riesgos que se evitan con chequeos regulares. Además, al optimizar la combustión y limpiar depósitos de suciedad se reduce el consumo de combustible y la factura de gas. En resumen, un buen mantenimiento mejora el rendimiento del sistema, ahorra energía y previene averías costosas.

Frecuencia recomendada de revisiones

La normativa vigente (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, RITE) establece que las calderas de gas natural domésticas (≤70 kW) deben someterse a una revisión técnica obligatoria cada dos años. No obstante, en algunas comunidades autónomas existen requisitos más estrictos; por ejemplo, en el País Vasco la inspección es anual. Adicionalmente, la instalación general de gas (tuberías, llaves, contador) debe verificarse cada 5 años. Aunque la ley exige un mínimo bienal, muchos expertos recomiendan realizar revisiones anuales de forma preventiva. Esto permite detectar problemas antes de que se agraven y asegura que la caldera funcione siempre al máximo rendimiento.

Tareas de mantenimiento recomendadas

Entre las tareas periódicas más importantes destacan las siguientes:

  • Limpieza del intercambiador, quemador y ventilador: Retirar suciedad y hollín acumulado mejora la combustión. Un mantenimiento adecuado incluye limpiar a fondo el quemador, los electrodos y el ventilador (extractor de gases).

  • Revisión de estanqueidad: Comprobar que no haya fugas en el circuito de gas (juntas y tuberías) ni en el circuito de agua de calefacción. Aunque requiere equipo profesional, es clave para la seguridad.

  • Evacuación de gases y desagüe de condensados: Verificar que los conductos de humos estén libres de obstrucciones. En calderas de condensación, revisar que el desagüe de condensados no esté bloqueado ni con fugas.

  • Control de parámetros de combustión y termostato: Medir los gases de combustión (CO₂, O₂) y ajustar la mezcla aire-gas para una llama óptima. Comprobar que el termostato y los sensores funcionen correctamente y, de ser necesario, calibrarlos. Dejar estos ajustes en manos de un técnico.

  • Purgado y presión del sistema: Purgar los radiadores para eliminar el aire acumulado y asegurar la circulación del agua caliente. Ajustar la presión de la instalación a ~1–1,5 bar (en frío), rellenando si fuera necesario. Un nivel inadecuado puede causar bloqueos o apagados de seguridad.

Usuario vs. profesional

Usuario/propietario: Puede realizar tareas sencillas de inspección y pequeño mantenimiento, como purgar radiadores, rellenar agua (si la presión baja), cambiar las pilas de los termostatos y asegurarse de que la zona alrededor de la caldera esté limpia y bien ventilada. También es útil encender la caldera unos minutos al mes para ayudar a quemar suciedad ligera. Sin embargo, no debe manipular componentes internos ni ajustar la combustión ni el gas.

Técnico autorizado: Un instalador o servicio técnico certificado debe encargarse del mantenimiento completo. Solo ellos cuentan con las herramientas y formación para desmontar la caldera, limpiar a fondo el intercambiador y quemador, medir monóxido y CO₂, comprobar la estanqueidad del gas, revisar elementos de seguridad (como el vaso de expansión y válvulas) y calibrar sensores y termostatos. En definitiva, la revisión completa de la caldera debe realizarla un profesional especializado.

Costes y señales de avería

  • Coste del mantenimiento: El precio de la revisión obligatoria bienal ronda los 96 € de media según la OCU (oscilando típicamente entre 60 € y 145 €). Los contratos anuales de mantenimiento, que incluyen visitas más frecuentes y garantías de reparación, suelen costar entre 50 € y 210 € al año. Es recomendable pedir presupuestos varios y comprobar qué servicios incluyen cada opción.

  • Señales de avería urgentes: Hay varios indicadores que aconsejan solicitar una revisión inmediata: ruidos extraños (golpeteos, silbidos o vibraciones anormales) durante el funcionamiento; fugas de agua o humedad junto a la caldera (charcos o corrosión); presión del circuito persistentemente baja (<1–1,5 bar); radiadores que no se calientan; o un repentino aumento del consumo de gas sin cambio de uso. Otros síntomas graves son la aparición de códigos de error en el panel de la caldera o la falta de agua caliente consistente. En caso de olor a gas o humo extraño, lo primero es apagar la caldera y cortar el gas, y luego llamar a un profesional de inmediato.

Preparación antes de la temporada de frío

Antes del invierno es aconsejable realizar algunos pasos preventivos:

  • Purgar y ajustar presión: Antes de encender la calefacción, purgue el aire de los radiadores y compruebe que la presión del circuito está entre 1,0 y 1,5 bar.

  • Prueba periódica: Haga funcionar la caldera unos minutos (10–15 min) al menos una vez al mes durante el verano o otoño. Esto ayuda a quemar la suciedad ligera acumulada y a mantener el sistema en movimiento.

  • Revisar termostatos y programadores: Verifique que los termostatos de la vivienda funcionan correctamente, con pilas nuevas, y programe las temperaturas deseadas para el invierno. Un termostato mal configurado puede disparar el equipo innecesariamente o impedir el arranque.

  • Mantener área despejada: Asegúrese de que el entorno de la caldera esté libre de objetos, polvo y buena ventilación. Compruebe que los conductos de humos y el desagüe de condensados no presenten obstrucciones visibles.

  • Planificar la revisión: Si no ha hecho la revisión anual/bienal, programe la visita del técnico antes de que empiece el frío intenso. Tener al día el mantenimiento reglamentario y el certificado RITE evita contratiempos cuando realmente se necesita la caldera.

Con estos cuidados básicos, la caldera estará lista para la temporada de calefacción, garantizando un hogar cálido, seguro y eficiente durante el invierno.