La calefacción mediante biomasa (pellets, leña, astillas, etc.) se ha consolidado en España como una alternativa renovable y económica frente a los combustibles fósiles. Sin embargo, su implantación conlleva cumplir una normativa estricta en materia de emisiones y calidad del aire, así como la posibilidad de acogerse a incentivos económicos vigentes para fomentar estas energías limpias. A continuación, explicamos de forma técnica pero accesible la normativa española sobre emisiones en equipos de biomasa y las ayudas disponibles en 2025, incluyendo requisitos, certificaciones, restricciones locales y consejos prácticos para instalar biomasa de forma segura y rentable.
Normativa de emisiones para equipos de biomasa
Requisitos de ecodiseño y límites de emisión: Desde el 1 de enero de 2020 están en vigor en toda la UE (y por tanto en España) los requisitos de ecodiseño para calderas de biomasa hasta 500 kW, establecidos en el Reglamento (UE) 2015/1189. Esto implica que cualquier caldera de pellets, leña o similar puesta en el mercado debe alcanzar una eficiencia energética estacional mínima y, sobre todo, no superar ciertos límites de emisiones contaminantes (partículas finas, monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles y óxidos de nitrógeno) en condiciones normales de uso. En otras palabras, solo se pueden vender e instalar equipos de biomasa de diseño ecológico, que son más eficientes y emiten muchos menos humos y partículas que las chimeneas o estufas antiguas. Esta normativa europea es de aplicación directa y uniforme, sustituyendo a la anterior regulación española de 2017 sobre emisiones de instalaciones de combustión medianas. Además, a partir del 1 de enero de 2022, los aparatos de calefacción local de combustible sólido (estufas y chimeneas de leña o pellet) también deben cumplir criterios de ecodiseño similares, según el Reglamento (UE) 2015/1185, elevando el estándar ambiental para todas las nuevas estufas domésticas.
Certificaciones exigidas: Los fabricantes deben garantizar que sus equipos cumplen estas exigencias mediante el marcado CE y ensayos oficiales. Existe incluso el Certificado de Ecodiseño, emitido por entidades homologadas, que verifica que cada modelo de caldera de biomasa alcanza las eficiencias mínimas y no excede los valores límite de emisiones establecidos en la normativa. En la práctica, esto suele equivaler a que las calderas cumplan la clase más alta de la norma UNE-EN 303-5 (clase 5), o que las estufas tengan un diseño que minimiza la emisión de humo visible y partículas. Para el usuario, conviene buscar siempre equipos con certificación ecológica o etiqueta energética alta, ya que aseguran un rendimiento superior al 75-90% y emisiones muy reducidas de contaminantes (mucho menores que las de una calefacción de carbón, por ejemplo). Un consejo práctico es adquirir aparatos etiquetados como “Ecodesign 2020/2022” o equivalentes, porque cumplen con las normativas más recientes. También es obligatorio que la instalación la realice un técnico autorizado siguiendo el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), lo que garantiza la seguridad y el correcto rendimiento. Por ejemplo, la chimenea o conducto de humos debe evacuar por encima del tejado del edificio y nunca horizontalmente por la fachada, para evitar humos molestos y acumulación de partículas; además, se debe incorporar un registro para limpieza periódica de hollín.
Restricciones locales y zonas vulnerables: Aparte de la normativa general, en algunas zonas de España con problemas de calidad del aire se han impuesto limitaciones adicionales al uso de biomasa. En grandes ciudades como Madrid, dentro de sus planes de aire limpio, se prohibió por completo el uso de calderas de carbón desde 2022 (dado su alto nivel de contaminación) y se incentiva el reemplazo de calderas de gasóleo por sistemas menos emisores. En cuanto a la leña y otros biocombustibles, no existe una prohibición general a nivel nacional –y la Unión Europea no ha prohibido las estufas de leña ni planea hacerlo de forma inminente, pese a ciertos bulos al respecto–. No obstante, las autoridades locales pueden actuar si la contaminación por partículas supera los límites. Un ejemplo notable ocurrió en Villanueva del Arzobispo (Jaén): este municipio sufrió varios días con concentraciones de partículas PM10 por encima de 50 µg/m³, rebasando el límite europeo. En 2020 su alcalde emitió un bando prohibiendo temporalmente la quema de biomasa leñosa y pellets en chimeneas, estufas y calderas domésticas que no acreditasen bajas emisiones, para frenar la polución. Esta drástica medida –similar a las restricciones por episodios de contaminación en Madrid o Barcelona– se acompañó de un plan de acción de la Junta de Andalucía con restricciones de emisiones, fomento de sistemas de calefacción más limpios y campañas de sensibilización entre noviembre y marzo. El caso puso de manifiesto que una mala combustión o el uso de leña/pellets de baja calidad puede disparar las emisiones contaminantes. Por eso, en zonas vulnerables (valles interiores, grandes urbes en invierno, etc.) se recomienda usar siempre biocombustible de calidad y equipos modernos, y respetar las indicaciones municipales en episodios de alta contaminación (por ejemplo, no encender chimeneas en días de alerta por contaminación). En definitiva, la normativa ambiental española, desde la Ley de calidad del aire hasta ordenanzas autonómicas, establece que los productos de la combustión deben cumplir los límites de emisiones fijados por las autoridades nacionales, regionales o locales. Cada usuario es responsable de que su instalación de biomasa no supere esos límites –algo sencillo si se usan equipos certificados y se realiza un mantenimiento adecuado, con limpiezas regulares de chimenea y quemadores–.
Subvenciones y ayudas vigentes para calefacción con biomasa (2025)
El impulso a las energías renovables térmicas forma parte de las políticas públicas actuales. En 2025 existen diversas subvenciones y ayudas económicas (a nivel nacional, autonómico e incluso municipal) para instalar sistemas de calefacción con biomasa en viviendas. A continuación, resumimos las principales vías de ayuda, incluyendo fondos Next Generation de la UE, programas del IDAE y planes autonómicos, así como las condiciones generales para beneficiarse de ellos.
Programas nacionales (Fondos Next Generation): Dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por la UE, España lanzó en 2021 un programa masivo de ayudas a renovables térmicas en el sector residencial. Este programa –gestionado por el IDAE y las comunidades autónomas– ha subvencionado la instalación de calderas, estufas y sistemas de biomasa en viviendas hasta finales de 2023, con una dotación inicial de 100 millones de euros provenientes de los fondos Next Generation. Cada comunidad autónoma abrió convocatorias para repartir estos fondos (denominadas Programa de incentivos 6 en el Real Decreto 477/2021), que cubrían tecnologías como biomasa, solar térmica, aerotermia o geotermia en viviendas. Aunque muchas convocatorias se cerraron a finales de 2023, varias regiones ampliaron plazos o presupuestos ante la gran demanda, y en 2024-2025 aún quedan remanentes o nuevas convocatorias en algunas zonas (conviene consultar la situación actual en cada comunidad). Estas ayudas suelen otorgarse en régimen de concurrencia simple, por orden de solicitud a todos los que cumplan los requisitos, hasta agotar el presupuesto asignado.
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Cuantía de la ayuda: El incentivo para biomasa doméstica con fondos europeos se ha estructurado típicamente como una subvención fija por kW de potencia instalada. En la mayoría de regiones se ha establecido en 250 € por cada kW de la estufa o caldera de pellet instalada, con un máximo de 3.000 € por vivienda (por ejemplo, una termoestufa de 8 kW podría recibir 2.000 €). En caso de viviendas sociales de titularidad pública o de entidades sin ánimo de lucro, la ayuda base es mayor (350 €/kW, hasta 4.200 €). Estos importes aproximados equivalen a financiar entre un 30% y un 50% del coste típico de la instalación, lo cual reduce considerablemente la inversión inicial para el usuario.
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Beneficiarios y condiciones generales: Las ayudas estatales han estado abiertas a personas físicas (particulares) propietarios de viviendas, comunidades de vecinos, autónomos, entidades públicas propietarias de vivienda social, etc., siempre que instalen sistemas de biomasa para climatización o agua caliente en viviendas ubicadas en la región de la convocatoria. Un requisito fundamental es que la instalación sustituya o evite el uso de energías fósiles; de hecho, para cumplir con los objetivos climáticos de la UE, se exige demostrar que el nuevo sistema de biomasa logrará una reducción de al menos el 80% en las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a la calefacción previa. En la práctica, esto se acredita mediante un certificado del proveedor de combustible que garantice que la biomasa utilizada es de origen renovable (por ejemplo, pellets con huella de carbono neutra). Asimismo, se exige el uso de biocombustible certificado de alta calidad: en instalaciones de menos de 1 MW, el beneficiario debe comprometerse a utilizar pellet con certificación ENplus clase A1 (calidad premium) o equivalente durante al menos 5 añoss. Este pellet certificado, con bajo contenido en humedad y cenizas, asegura un rendimiento óptimo y mínimas emisiones contaminantes, algo en lo que las administraciones hacen hincapié para que la ayuda tenga el impacto ambiental previsto. Por último, la instalación debe permanecer operativa un mínimo de 5 años y no puede ser vendida o desmontada antes de ese plazo, so pena de reintegro de la subvención.
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Compatibilidades y plazos: Es importante destacar que estas subvenciones no son compatibles con otras ayudas directas para la misma actuación. Es decir, uno no puede acumular, por ejemplo, una ayuda autonómica y la estatal para la misma caldera de biomasa –solo se puede recibir una subvención a fondo perdido–. Sin embargo, sí son compatibles con beneficios fiscales u otras fórmulas de apoyo. Por ejemplo, se puede simultáneamente recibir la ayuda y aplicar la deducción fiscal por rehabilitación energética en el IRPF. Hablando de plazos, cada convocatoria ha manejado sus fechas: muchas comunidades exigían solicitar la ayuda antes de instalar el equipo, y luego justificar la ejecución en un plazo (6 a 12 meses habitualmente). En 2025, dado que los grandes programas NextGen ya se han ejecutado en su mayor parte, se espera una transición hacia nuevas líneas de ayuda (posiblemente con fondos europeos REPowerEU u otros), pero a fecha actual es crucial informarse en la web de energía de cada autonomía o en IDAE sobre si hay convocatorias abiertas. Por ejemplo, el Principado de Asturias lanzó en marzo de 2025 una nueva convocatoria de subvenciones para calderas de biomasa dirigida a particulares, empresas y comunidades de propietarios, con plazo de solicitud hasta mayo 2025. Esto muestra que siguen existiendo apoyos, a veces con financiación autonómica propia, para impulsar la biomasa más allá del Plan de Recuperación.
Ayudas autonómicas y planes Renove: Además del marco estatal, muchas comunidades autónomas y algunos ayuntamientos disponen de planes específicos de ayuda a la renovación de calefacciones que incluyen a la biomasa. Estos “Planes Renove de calderas” suelen centrarse en sustituir instalaciones antiguas e ineficientes por sistemas nuevos (incluyendo calderas de pellets). Por ejemplo, en 2024 Castilla y León ofreció hasta 500 € por la sustitución de una caldera individual de carbón, 400 € si era de gas y 300 € por reemplazar otras fuentes (incluyendo biomasa obsoleta) por equipos modernos. El Ayuntamiento de Madrid mantiene vigente su programa Cambia 360 para calderas, que en 2024 subvencionaba con 500–1.000 € (hasta el 60% del coste) el cambio de calderas de gasóleo por sistemas más limpios en viviendas habituales. En la Comunidad Foral de Navarra, por su parte, se han otorgado ayudas escalonadas según la tecnología: alrededor de 250 €/kW para instalaciones de biomasa, comparado con 500 €/kW para aerotermia o 900 €/kW para solar térmica, reflejando el menor coste de los equipos de biomasa. Cada región define sus propios importes y criterios, pero en general estas ayudas locales requieren que el sistema sustituido tenga cierta antigüedad (p.ej., >10 años) y que el beneficiario resida en la comunidad o municipio de la ayuda (empadronamiento). También suelen pedir un certificado de retirada y correcto reciclaje de la caldera antigua, para asegurarse de que sale de servicio. Los plazos y trámites varían: algunos planes renove están abiertos todo el año hasta agotar fondos, otros funcionan por convocatorias anuales con plazo fijo. Dado que en 2025 la normativa europea prohíbe ya subvencionar calderas de gas o gasóleo en muchos casos, las ayudas públicas se enfocan cada vez más exclusivamente a sistemas renovables (biomasa, bomba de calor, solar). Por tanto, si planeas cambiar tu vieja calefacción, es muy probable que exista algún incentivo vigente en tu comunidad autónoma para pasarte a la biomasa u otra energía verde –conviene informarse en la consejería de energía o agencia energética regional.
Incentivos fiscales: Como complemento a las subvenciones directas, el gobierno español aprobó deducciones fiscales por obras de mejora energética en viviendas, de las cuales algunas se aplican a la instalación de biomasa. Estas deducciones en el IRPF estuvieron vigentes para obras realizadas entre octubre de 2021 y diciembre de 2024 (prorrogadas en parte hasta 2025). En esencia, permiten recuperar vía impuestos una parte del gasto si la actuación mejora la eficiencia del hogar. Hay tres tramos: 20% de deducción si la obra reduce al menos un 7% la demanda de calefacción/refrigeración de la vivienda; 40% de deducción (hasta 7.500 €) si se reduce un 30% el consumo de energía primaria no renovable o se mejora la calificación energética a clase A o B; y 60% de deducción (hasta 5.000 € anuales, acumulable) para rehabilitaciones integrales de edificios que logren también un 30% de ahorro o salto a clase A/B. Instalar una caldera de biomasa eficiente puede contribuir a esos ahorros, especialmente si sustituye calefacciones eléctricas o de gasóleo antiguas, y por tanto podría permitir acceder al tramo del 40% o 60% combinado con otras mejoras. Estas deducciones son incompatibles entre sí para la misma obra, y requieren certificar mediante un técnico el antes y después energético. Aunque 2024 ha sido el último año completo para realizar obras con derecho a deducción, los contribuyentes pueden aplicar las deducciones hasta el ejercicio fiscal 2025 incluido en algunos casos. Es un incentivo interesante a considerar, ya que se puede combinar con subvenciones: por ejemplo, se puede recibir una ayuda directa autonómica (si no proviene de fondos estatales solapados) y además deducir parte del gasto no cubierto por la ayuda en la declaración de la renta.
Consejos prácticos y advertencias para los interesados
Instalar calefacción de biomasa con el máximo aprovechamiento de ayudas y cumpliendo la normativa puede parecer complejo. Estos consejos finales le ayudarán a planificar su proyecto de forma óptima:
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Infórmese de las ayudas disponibles antes de comprar: Consulte las convocatorias abiertas en su comunidad autónoma o ayuntamiento para saber si puede obtener subvención. Pregunte plazos y requisitos exactos (antigüedad de la caldera a sustituir, documentación necesaria, etc.). Trate de reservar la ayuda antes de ejecutar la instalación si así lo exige la convocatoria. Y recuerde: no podrá sumar dos subvenciones para la misma instalación, así que elija la que más le convenga.
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Elija equipos certificados y profesionales cualificados: Asegúrese de adquirir equipos con marcado CE y conformes al Ecodiseño (busque en las especificaciones que cumplen Reglamento 2015/1189 o 2015/1185). Un instalador habilitado RITE no solo garantizará la seguridad, sino que le asesorará sobre la ubicación adecuada de la caldera/estufa, la chimenea (siempre hasta tejado, no a fachada) y los sistemas de alimentación y acumulación de combustible. Esto evitará problemas legales y optimizará el rendimiento. Además, muchas ayudas requieren presentar factura de un instalador autorizado y certificado de retirada del equipo antiguo por gestor de residuos.
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Use biocombustible de calidad y mantenga la instalación: Para disfrutar de una calefacción limpia y eficiente, utilice solo pellet certificado ENplus A1 u otro combustible recomendado por el fabricante. De hecho, en algunas ayudas se obliga al beneficiario a usar pellet con certificación de calidad durante 5 años. El combustible de calidad garantiza bajas emisiones y alarga la vida de su caldera. Asimismo, realice las tareas de mantenimiento: limpieza periódica de cenizas, revisión anual por técnico (muchas comunidades ofrecen descuentos en inspecciones de calderas de biomasa). Una combustión cuidada previene la emisión de humo visible y minimiza las partículas, algo esencial si vive en zonas donde el aire invernal es delicado. Recuerde que la causa principal de emisiones excesivas suele ser una combustión deficiente o combustible húmedo/inadecuado, problemas evitables con buenas prácticas.
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Compruebe la normativa local aplicable: Antes de encender su chimenea o estufa, verifique si su municipio tiene restricciones en episodios de alta contaminación. Algunas ciudades pueden pedir no usar chimeneas en días concretos de alerta. Igualmente, si vive en un piso o adosado, asegúrese de cumplir las ordenanzas sobre salidas de humos y distancias a edificios colindantes. La licencia o comunicación de la instalación al ayuntamiento puede ser obligatoria en ciertos casos (consulte a su instalador, que suele encargarse). Mejor prevenir que enfrentarse a sanciones o quejas vecinales por no haber seguido las normas.
En conclusión, la calefacción con biomasa en España está apoyada por importantes incentivos económicos en 2025 y se rige por una normativa ambiental exigente pero necesaria para asegurar que el uso de leña o pellets sea verdaderamente sostenible. Si se seleccionan equipos modernos bajo la normativa de ecodiseño, se utilizan combustibles certificados y se acogen a las ayudas oficiales (IDAE, autonómicas o fiscales) disponibles, el usuario podrá disfrutar de un sistema de calefacción económico, ecológico y seguro, contribuyendo a la transición energética sin comprometer la calidad del aire de su entorno. ¡Infórmese, planifique y aproveche estos incentivos para pasarse a la biomasa con todas las garantías!
En Hausum, entendemos que instalar un sistema de biomasa no es solo una cuestión técnica, sino también estratégica: elegir bien el equipo, conocer las ayudas disponibles y cumplir la normativa puede marcar la diferencia entre una buena inversión y una fuente de problemas. Por eso, nuestros arquitectos técnicos pueden ayudarte a valorar si tu instalación es viable, si puedes optar a subvenciones y si se ajusta a los requisitos actuales de eficiencia y emisiones. Si estás pensando en dar el paso hacia una calefacción más limpia, consúltanos.
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