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Introducción

Cambiar o instalar ventanas en una vivienda es una tarea crucial para mejorar la eficiencia energética, el confort y la estética del hogar. Sin embargo, incluso la mejor ventana puede perder sus propiedades si no se coloca adecuadamente: una buena ventana mal instalada deja de ser una buena ventana, pudiendo generar filtraciones y hasta un 25% de pérdidas de energía por un mal aislamiento. Este artículo técnico, pero accesible, está dirigido a propietarios que afrontan la instalación de nuevas ventanas –ya sea en reformas o en obra nueva– y abarca todos los tipos de carpintería exterior (PVC, aluminio, madera y combinados). A continuación, explicaremos paso a paso cómo instalar correctamente una ventana, destacando las diferencias según el material de la ventana y el tipo de muro, los errores comunes a evitar y recomendaciones para asegurar la estanqueidad y durabilidad del sistema.

Tipos de carpintería exterior y consideraciones previas

Antes de comenzar, conviene conocer brevemente los distintos materiales de ventanas y cómo pueden influir en la instalación:

  • Ventanas de PVC: Ofrecen un excelente aislamiento térmico y acústico. Son ligeras y fáciles de manejar, pero es importante no sobreapretar los anclajes para no deformar el marco de PVC. Se deben usar tornillos de acero inoxidable específicos para PVC y dejar la holgura adecuada para dilataciones. No requieren acabado posterior (no se oxidan ni necesitan pintura), aunque conviene proteger la espuma de poliuretano de los rayos UV con tapetas o sellador.

  • Ventanas de aluminio: Muy resistentes y duraderas. Actualmente casi todas incluyen rotura de puente térmico para mejorar su aislamiento. Su instalación es similar a la de PVC; suelen incorporar pestañas o premarcos en obra nueva, o se fijan con tornillos/passadores en reformas. Es fundamental rellenar bien el perímetro con material aislante porque el aluminio, al ser conductor, puede crear puentes térmicos si el sellado es deficiente. También es inmune a la humedad, pero todos los encuentros deben quedar bien sellados para evitar filtraciones.

  • Ventanas de madera: Tradicionales y cálidas, con muy buen aislamiento natural. Requieren un manejo cuidadoso para no dañar el acabado. A menudo vienen sin pre-taladros, por lo que habrá que perforar el marco para los anclajes (teniendo cuidado de no astillar la madera) y luego taparlos con tarugos o masilla. Tras la instalación, es recomendable barnizar o pintar cualquier zona de madera expuesta para protegerla. La madera es más sensible a la humedad, así que el sellado perimetral debe ser meticuloso.

  • Ventanas mixtas (madera-aluminio, PVC-aluminio, etc.): Combinan materiales (por ejemplo, interior de madera y exterior de aluminio) para aunar ventajas. Su instalación sigue las pautas generales, prestando atención a las recomendaciones de cada material en cada lado. Por ejemplo, las mixtas de madera-aluminio no requieren pintura exterior pero sí proteger/barnizar la parte de madera interior. Los anclajes normalmente atraviesan la parte metálica exterior hasta el premarco o muro, manteniendo la rigidez sin dañar la madera interior.

Nota: Independientemente del material, todas las ventanas deben cumplir con las mismas condiciones básicas de instalación: quedar perfectamente aplomadas (verticales), niveladas (horizontales) y escuadradas, bien ancladas mecánicamente, con sellados perimetrales continuos y juntas elásticas para absorber dilataciones. Con estos principios en mente, pasemos al proceso de instalación paso a paso.

Paso 1: Preparación del hueco de la ventana

Una correcta preparación del hueco garantiza el éxito de la instalación. Esto incluye:

  • Retirada de la ventana anterior (en reformas): Si estamos sustituyendo una ventana vieja, desmontar cuidadosamente la hoja y el marco antiguo. Retira todos los herrajes (manillas, bisagras) y corta los selladores o espuma viejos con un cúter. Puede ser necesario hacer palanca para desprender el marco; protege los bordes del vano con alguna lámina o cinta para no dañar el acabado durante la extracción. Usa guantes y gafas de protección durante este proceso.

  • Limpieza y reparación del vano: Elimina completamente cualquier rastro de sellador antiguo, polvo, escombro o restos de yeso en el hueco. Una superficie limpia garantiza la buena adhesión de los nuevos sellantes. Si el precerco o el hueco presenta irregularidades (trozos de mortero salientes, grietas), repáralos ahora. Por ejemplo, tapa agujeros con mortero o masilla adecuada y deja secar. Revisa también el estado estructural: en reformas, un marco viejo de madera o metal empotrado que esté podrido u oxidado debe retirarse por completo, ya que una ventana nueva no puede anclarse sobre un soporte inestable. Si encuentras daños en el muro (grietas alrededor del hueco), considera repararlos antes de instalar la ventana.

  • Precerco o premarco (si aplica): En obra nueva es habitual colocar un premarco (un marco auxiliar de madera o metal) embutido en la obra. Si tu hueco tiene premarco, comprueba que éste esté sólidamente sujeto, alineado y a nivel. El premarco debe estar perfectamente aplomado, nivelado y escuadrado, ya que marca la referencia para la ventana. Asegúrate de que el premarco no esté deformado y de que sus dimensiones interiores corresponden con las de la ventana (debe haber una ligera holgura perimetral para ajustar la ventana cómodamente). Si no hay premarco (caso frecuente en rehabilitaciones o en determinadas obras nuevas), simplemente asegúrate de que el hueco de obra tiene las dimensiones correctas y los laterales lo más uniformes posible.

  • Medición y nivelación del apoyo: Mide el ancho y alto del vano en varios puntos (arriba, medio y abajo) para confirmar que cabe la ventana y detectar desviaciones. Mide también las diagonales para verificar que el hueco esté rectangular y no romboidal. El alféizar o base del hueco debe estar nivelado; si tiene pendiente hacia fuera para drenaje, que sea muy suave. Coloca un nivel de burbuja y comprueba horizontales y verticales del hueco. Si hay pequeñas desviaciones, puedes corregirlas luego con cuñas al colocar la ventana, pero si el desnivel es grande quizás necesites recrecer con mortero nivelante antes de continuar.

  • Protección del entorno de trabajo: Cubre el suelo y las paredes cercanas con plásticos o cartones para evitar daños o manchas de espuma y siliconas. Retira cuadros u objetos frágiles cercanos. Ten a mano todas las herramientas necesarias: taladro con brocas adecuadas, destornillador, martillo, nivel, cuñas (tacos de plástico o madera), espuma de poliuretano, pistola de silicona, etc. La organización previa te facilitará el trabajo.

Paso 2: Colocación y anclaje de la nueva ventana

Llegó el momento de instalar la nueva ventana en el hueco ya preparado. Este paso requiere paciencia y precisión:

  1. Presentar el marco en el hueco: Lo ideal es separar las hojas o vidrios móviles del marco para trabajar sólo con el marco fijo (así pesa menos y se evitan daños al vidrio). Coloca el marco de la ventana dentro del vano desde el interior, apoyándolo sobre el alféizar. Centra la ventana dejando una holgura perimetral uniforme (usualmente de ~5 mm por cada lado) entre el marco y la obra o premarco. Nunca debe quedar el marco encajado a presión ni en contacto directo con la pared, ya que esa holgura es necesaria para nivelar y para que luego los materiales puedan dilatar sin deformar la carpintería.

  2. Nivelar y aplomar con cuñas: Introduce cuñas o calzos firmes en varios puntos (abajo, arriba y laterales) para immobilizar temporalmente el marco en posición. Ajusta las cuñas hasta que la ventana esté perfectamente nivelada horizontalmente y aplomada verticalmente. Comprueba con el nivel en el umbral inferior que no hay caídas indeseadas (en ventanas correderas, una mala nivelación causará que las hojas se deslicen solas hacia un lado). Verifica también la escuadra midiendo de nuevo las diagonales del marco: deben coincidir. Este paso es crítico, ya que una nivelación incorrecta afectará la apertura y cierre de la hoja y la durabilidad del cerramiento.

  3. Fijación mecánica (anclaje): Con el marco apuntalado en su posición correcta, procede a fijarlo sólidamente. Hay dos métodos habituales:

    • Mediante tornillos a través del marco: Taladra el marco en los puntos indicados por el fabricante (suelen ser unos 15 cm desde cada esquina y luego cada 40-50 cm aprox, evitar atornillar muy cerca de las esquinas para no rajar el perfil). Marca esos puntos y realiza orificios pasantes en el marco con broca adecuada. Luego, taladra sobre el muro (o premarco) a través de esos agujeros y coloca tacos de expansión si es obra de fábrica (ladrillo, hormigón) o usa tornillos específicos para premarco. Por último, atornilla los tornillos de fijación. Emplea tornillería resistente a la corrosión (acero cincado o inoxidable) de diámetro y longitud suficientes (por ejemplo, Ø6-8 mm x 80-120 mm, según el caso). Aprieta de forma uniforme y moderada cada tornillo: la ventana debe quedar bien sujeta sin deformar el marco. Consejo: Ve alternando el atornillado (primero un lateral, luego el lado opuesto) revisando con el nivel que no se mueva nada al fijar.

    • Mediante garras o escuadras de anclaje: Algunos marcos (especialmente de aluminio) permiten fijar piezas metálicas en su perímetro que luego se atornillan al vano. Si tu ventana trae estas garras, colócalas según instrucciones (normalmente a la misma altura que irían los tornillos pasantes) y fíjalas al muro con tornillos o tacos. Este sistema evita perforar el perfil, útil en marcos metálicos o de madera que no quieran taladrarse directamente.

    Sea con tornillos directos o con garras, verifica que has puesto suficientes anclajes para una sujeción firme en todo el contorno. Una fijación insuficiente o mal distribuida puede causar inestabilidad, sobre todo en ventanas grandes o pesadas. Comprueba nuevamente el nivel y aplomo tras atornillar: el proceso de fijación a veces mueve ligeramente el marco, ajústalo volviendo a apretar o aflojar mínimamente tornillos si fuera necesario hasta lograr la posición perfecta.

  4. Colocación de las hojas y prueba de funcionamiento: Si retiraste las hojas/vidrios, vuelve a montarlas en el marco. Instala las bisagras, herrajes o desliza las hojas correderas en su riel según corresponda. A continuación, prueba abrir y cerrar la ventana varias veces. Debe moverse suavemente, sin rozamientos anómalos ni puntos duros. Verifica que las cerraduras o manillas encajan bien. Si algo roza, puede indicar una leve desalineación: ajusta con las cuñas o tornillos hasta solucionarlo antes de seguir. Este chequeo temprano evitará sorpresas después del sellado.

Paso 3: Sellado perimetral e impermeabilización

Con la ventana ya anclada mecánicamente, toca sellar todos los contornos para asegurar el aislamiento térmico, acústico y la estanqueidad al aire y agua. Un sellado correcto evita filtraciones y elimina las rendijas por donde escaparía el calor o entraría el frío.

  • Espuma de poliuretano en la holgura: La forma más habitual de rellenar el espacio entre el marco y la obra es con espuma de poliuretano de baja expansión, especial para ventanas. Agita bien el bote de espuma, enrosca la cánula o pistola, y aplica la espuma uniformemente a lo largo de todo el perímetro. La espuma se expandirá ocupando los huecos entre la ventana y el muro, fijando adicionalmente el marco y aportando aislamiento. Es importante no dejar huecos sin rellenar; hazlo por tramos y observa cómo expande para añadir más si hiciera falta. Consejo: Humedece ligeramente con agua el espacio antes de aplicar la espuma (mejora su adherencia y expansión). No sobreapliques en exceso para que al expandir no deforme el marco. Deja curar el tiempo indicado (suele ser 1 hora al tacto, varias horas para corte completo).

  • Cintas auto-expansivas (opcional): Una alternativa profesional a la espuma son las cintas precomprimidas autoexpansivas. Son tiras de espuma especial impregnada que se colocan comprimidas alrededor del marco antes de meter la ventana, y luego expanden rellenando la junta de forma estanca. Tienen la ventaja de asegurar una densidad uniforme, ser elásticas y a menudo resistentes a la intemperie, garantizando triple función: aislamiento térmico, impermeabilidad exterior y estanqueidad interior en un solo producto. Su uso está muy extendido en instalaciones tipo Passivhaus. Si optas por ellas, sigue las instrucciones del fabricante (normalmente se pegan al marco y al expandir sellan la junta).

  • Sellado interior y exterior: Tras rellenar la junta (con espuma o cinta), se procede a sellar las juntas por ambos lados para una estanqueidad total. Desde el interior de la vivienda, conviene aplicar un cordón de sellador acrílico o silicona especial para interiores a lo largo de la unión entre el marco y la pared. Este sellador interior actúa como barrera de vapor y aire, evitando corrientes y condensaciones. Por el exterior, aplique un sellador impermeable (silicona neutra para exteriores, poliuretano, MS polímero, etc.) entre el marco y la fachada, cubriendo la espuma. Este sellado exterior impedirá la entrada de viento y agua desde fuera, pero idealmente debe ser permeable al vapor (es decir, permitir que cualquier humedad interna pueda secar hacia afuera). Asegúrate de utilizar productos de calidad, elásticos (que soporten movimientos por dilatación) y resistentes a la intemperie y UV para que duren muchos años sin agrietarse. Alisar bien los cordones de silicona con una espátula húmeda para que penetren en la junta y tengan un acabado limpio.

  • Tapetas y cubrejuntas: En muchos casos, tras la instalación quedan pequeñas fisuras o el corte de espuma visible alrededor del marco. Para un acabado limpio, se pueden colocar tapetas o perfiles cubrejuntas decorativos de PVC/metal que cubren esa unión marco-muro tanto por dentro como por fuera. Estos perfiles, además de estéticos, protegen el sellado. Se fijan con adhesivo o con la propia espuma aún fresca, presionándolos contra la junta. Finalmente, se sellan los bordes de estas molduras con una fina línea de silicona para rematar la estanqueidad.

En resumen, la unión entre ventana y soporte debe quedar completamente rellena y sellada de manera continua y flexible. Cualquier interrupción en el sellado será una vía para aire o agua. Un error común es no sellar alguna zona, lo que permite corrientes de aire entre la ventana y el muro, o no aplicar sellador en un lado (interior o exterior), comprometiendo la hermeticidad y provocando humedades o moho con el tiempo. Evita estos fallos tomándote el tiempo necesario para revisar todo el perímetro.

Paso 4: Colocación de vierteaguas y remates exteriores

El vierteaguas es la pieza situada en la parte inferior exterior de la ventana cuya función es alejar el agua de lluvia de la fachada. Su correcta instalación es vital para prevenir filtraciones. En obra nueva suele ser una pieza prefabricada (de aluminio, piedra, cerámica, etc.) colocada durante la obra, mientras que en reformas a veces se añade o reemplaza al cambiar la ventana.

Pasos para un buen vierteaguas:

  • Elección del material: Los vierteaguas pueden ser de aluminio (ligeros y resistentes a la corrosión) o cerámicos/piedra (más tradicionales y robustos). Cualquiera sirve si está bien colocado. Asegúrate de que sus dimensiones cubren todo el ancho de la ventana y un poco más (lo habitual es que sobresalga unos centímetros a cada lado).

  • Pendiente y goterón: Antes de fijarlo, comprueba que tendrá una pendiente hacia el exterior (~2%) para que el agua escurra correctamente. Además, el vierteaguas debe sobresalir ligeramente del plano de la fachada y tener un reborde (goterón) en el extremo inferior, de modo que el agua que caiga gotee al vacío y no vuelva hacia el muro. Este detalle evita que la fachada se manche y, más importante, que el agua se infiltre por capilaridad en la unión inferior de la ventana.

  • Fijación e impermeabilización: Coloca un cordón de sellador impermeable de calidad en la base de la ventana, justo donde se asentará el vierteaguas. Luego posiciona el vierteaguas en su lugar definitivo, asegurándote de que quede nivelado lateralmente y con la pendiente adecuada hacia afuera. Presiona para que el adhesivo selle bien. En vierteaguas cerámicos se suele usar cemento cola o mortero para pegarlo; en aluminio, silicona o adhesivo de montaje suele ser suficiente. Si el diseño lo permite, empotrar unos centímetros los extremos del vierteaguas en los muros laterales mejora la sujeción y la estanqueidad en las esquinas. Finalmente, aplica silicona en las juntas laterales, es decir, entre los extremos del vierteaguas y la pared, y también donde el vierteaguas toca el marco inferior de la ventana. Toda la periferia del vierteaguas debe quedar sellada para que el agua solo pueda escurrir por su cara exterior.

  • Otros remates exteriores: Además del vierteaguas, verifica el estado de otros remates: por ejemplo, el cabecero superior (algunas ventanas llevan un perfil tapajuntas arriba), las jambas laterales si hay piezas de recubrimiento, o el marco de la persiana (si forma parte de la ventana). Asegura todos estos elementos con sus fijaciones correspondientes y sella sus uniones con la fachada. Una mala colocación del vierteaguas o remates exteriores puede arruinar todo el trabajo, ya que si el agua de lluvia se filtra por esas uniones, generará humedades en el interior. Por eso, pon especial atención en este punto final exterior.

Paso 5: Revisión de la apertura y acabado final

Con la ventana instalada, anclada y sellada, es fundamental realizar una inspección final y ultimar detalles para garantizar un resultado profesional:

  • Comprobación de funcionamiento: Prueba nuevamente todas las hojas de la ventana. Abre y cierra varias veces las hojas abatibles, oscilo-batientes o correderas para confirmar que el movimiento es suave y el cierre hermético. Asegúrate de que los mecanismos de cierre (cerrojos, manetas, cremonas) encajan perfectamente sin tener que forzar. Si algo falla, es mejor detectarlo ahora: puede requerir algún ajuste de los herrajes (muchos herrajes permiten regular la presión o altura de la hoja) o, en casos raros, recolocar un calzo o tornillo si el marco se ha movido ligeramente.

  • Ajuste de herrajes: Coloca los herrajes nuevos si aún no lo has hecho (manillas, embellecedores, etc.) y verifica su correcto funcionamiento. Ajusta las bisagras si la hoja roza en algún punto (los sistemas oscilo-batientes modernos permiten ajustar vertical y horizontalmente girando tornillos de las bisagras). Una vez todo funcione, lubrica ligeramente las bisagras, guías y mecanismos móviles con aceite o spray lubricante para un funcionamiento suave. Este mantenimiento inicial alargará la vida útil de las partes móviles.

  • Acabado interior: Repara cualquier desperfecto causado en la pared interior durante la obra. Es común tener que retocar el yeso o pintura del perímetro interior de la ventana, o instalar tapetas decorativas en caso de que el marco nuevo sea más pequeño que el hueco existente. Rellena con masilla de renovación cualquier grieta, lija y pinta para que quede como nuevo. Si la ventana es de madera, aplica la capa de barniz o pintura final si aún no lo tenía, protegiendo así el material. Comprueba también desde el interior que todos los bordes estén sellados (puedes pasar la mano en un día frío o ventoso para sentir si entra aire, indicando alguna fisura que necesite más silicona).

  • Limpieza y detalles finales: Retira los plásticos protectores de la carpintería (si los dejaste durante la obra para no mancharla) una vez terminada la instalación. No los dejes mucho tiempo pegados porque el sol podría adherirlos permanentemente. Limpia los vidrios y perfiles de la ventana con un paño suave; elimina restos de silicona o espuma con mucho cuidado (la espuma ya endurecida puede rasparse con un cutter con delicadeza, procurando no rayar el marco). Verifica que los orificios de drenaje de la ventana (pequeños agujeros en la parte inferior del marco que permiten salir al agua acumulada) no se hayan obstruido con espuma o sellador –despeja cualquier bloqueo para que puedan cumplir su función.

  • Prueba de estanqueidad: Si es posible, realiza una prueba básica de estanqueidad. Por ejemplo, con la ventana cerrada, arroja agua con una manguera sobre las juntas exteriores o espera al siguiente día de lluvia y revisa que no haya filtraciones. Igualmente, verifica en un día de viento que no existan infiltraciones de aire. Todo debe permanecer seco y sin corrientes. Una instalación bien hecha garantiza hermeticidad, mientras que cualquier indicio de aire o agua entrando indica que algo falló en el sellado.

Enhorabuena, si has seguido todos estos pasos, tu nueva ventana debería estar sólidamente instalada, perfectamente nivelada y hermética. Ahora bien, instalar una ventana no termina aquí: su durabilidad dependerá también del mantenimiento a largo plazo (limpiar los carriles, engrasar herrajes cada cierto tiempo, repintar la madera cuando toque, etc.), pero esos cuidados posteriores se facilitan enormemente cuando la instalación inicial fue correcta.

Diferencias en la instalación: obra nueva vs. rehabilitación

La forma de instalar puede variar ligeramente si se trata de una obra nueva o de la sustitución de una ventana en una vivienda existente:

  • Instalación en obra nueva: Por lo general, en obra nueva se dispone de más libertad para planificar la instalación ideal. Es común emplear premarcos instalados durante la fase de albañilería, antes de los revoques. El premarco bien alineado asegura un encaje rápido de la ventana y la protege de daños durante la construcción. En nuevas construcciones también se puede integrar mejor la ventana en el aislamiento del edificio: por ejemplo, alineándola con la capa de aislamiento térmico de la fachada para minimizar puentes térmicos (esto a menudo implica instalar la ventana no centrada en el muro, sino desplazada hacia el exterior o interior según el sistema constructivo). Además, en obra nueva es más fácil instalar láminas impermeables o cintas especiales alrededor de la ventana, conectándola con la barrera hidrófuga del muro, asegurando continuidad en la impermeabilización. Otro punto es que en obra nueva se suele montar la ventana después de acabar enfoscados o revestimientos gruesos, evitando que se manche o golpee durante esos trabajos. En resumen, la obra nueva permite ejecutar la instalación de forma óptima desde cero, siguiendo las recomendaciones del fabricante al pie de la letra.

  • Instalación en rehabilitación (cambio de ventana existente): Aquí el reto principal es adaptar la nueva ventana al hueco existente, que puede no ser perfectamente cuadrado o estar deteriorado por el tiempo. Un primer paso es decidir si se conservará el marco antiguo como soporte o se retirará por completo. En algunos casos de renovación sin obra se deja el marco antiguo (por ejemplo, el cerco de madera o metal viejo) y se coloca la nueva ventana sobre él, usando perfiles de adaptación; esto acelera la instalación y evita tener que reparar muros, pero suele reducir la luz de la ventana y no es siempre recomendable a nivel de aislamiento. La opción más común es retirar todo el marco antiguo, aunque implique picar un poco los enlucidos. Tras retirar, puede que el hueco deba repararse (p. ej., recrecer las jambas si quedaron huecos). La nueva ventana se fijará, como describimos, al propio muro o al premarco existente si este se aprovechó. En reformas es posible encontrarse con sorpresas: paredes sin plomada, premarcos oxidados, huecos más grandes de lo esperado… Por eso la fase de preparación es especialmente importante aquí, saneando y nivelando el hueco. Al finalizar, casi seguro habrá que rematar más las paredes interiores/exteriores (rehacer alicatado, enfoscado o pintura alrededor de la ventana) para tapar las marcas de la obra. Asegúrate también de retirar todos los residuos de la obra antigua (tacos, trozos de madera, sellantes viejos) para no dejar puntos débiles bajo la nueva instalación. En cuanto al sellado, en rehabilitación aplica los mismos cuidados: puede ser tentador escatimar espuma o silicona si «más o menos queda bien», pero no caigas en eso; cualquier ranura mal sellada será una vía de aire/agua en el futuro. Finalmente, si la reforma forma parte de mejoras energéticas, comprueba si puedes beneficiarte de ayudas o subvenciones por cambiar ventanas – muchos requieren certificación de que la instalación mejora la eficiencia, lo cual subraya la importancia de hacerlo correctamente.

Errores comunes en la instalación de ventanas

Incluso con buen material, una mala praxis puede arruinar el resultado. Estos son errores frecuentes al instalar ventanas, que debemos evitar a toda costa:

  1. Nivelación incorrecta del marco: Un error típico es no apoyar la ventana sobre base firme o no nivelarla bien. Si el marco queda torcido o combado, las hojas no cerrarán correctamente. En especial las ventanas correderas son muy sensibles a estar perfectamente niveladas para que los carriles funcionen. Un mal nivel provocará holguras desiguales y esfuerzos indebidos en el vidrio.

  2. Insuficiente anclaje mecánico: Colocar pocos tornillos de fijación, o mal distribuidos, hará que la ventana quede mal sujeta. Con el tiempo puede haber hundimientos del marco, aparición de fisuras en la espuma o incluso ceder ante un portazo o viento fuerte. Siempre instala todos los anclajes necesarios según el tamaño de la ventana (más vale pasarse que quedarse corto, sin perjudicar al aislamiento).

  3. Olvidar la holgura perimetral (contacto directo): Otro fallo es instalar la ventana encajada a presión sin dejar los 5-10 mm de holgura. Esto impide nivelar bien y, peor aún, cuando el marco se dilate con el calor puede llegar a deformarse o fisurarse el vidrio por las tensiones. La ventana nunca debe estar pegada rígidamente al muro; siempre tiene que haber espacio relleno con material elástico.

  4. Sellado perimetral deficiente: Es muy común por descuido dejar algún tramo sin espuma o sin silicona. Cualquier discontinuidad en el sellado arruinará la hermeticidad, permitiendo entrada de aire frío o humedad. También ocurre por usar selladores inadecuados (por ejemplo, espuma de baja calidad que se contrae, o silicona acrílica interior usada en el exterior donde se degrada con el sol). Cada material tiene su aplicación: usar espumas y siliconas específicas de ventanas, y aplicarlas sin prisas, es clave.

  5. No sellar por ambos lados (interior/exterior): A veces se espuma el interior y se olvida sellar exterior (o viceversa). Esto es un error grave: el sellado debe hacerse en capas sucesivas, asegurando estanqueidad al aire interior y al agua exterior. Si dejas el exterior sin silicona, la lluvia acabará penetrando; si dejas el interior abierto, el vapor interior condensará en la junta. En resumen, hay que sellar en todos los lados y caras.

  6. Mala colocación del vierteaguas: Como se explicó, si el vierteaguas no tiene pendiente o no está bien sellado, el agua de lluvia podría filtrarse bajo la ventana. Es un fallo frecuente no prestar atención a la junta entre vierteaguas y fachada, causando humedades en el muro inferior al cabo de un tiempo. Siempre comprueba que la unión vierteaguas-fachada esté impermeabilizada.

  7. Dañar el aislamiento o la ventana durante la obra: Golpes al marco (que lo deforman), espuma aplicada excesivamente (deforma perfiles), o manchar la ventana con mortero/yeso (dificultando su limpieza) son errores más de ejecución que técnicos, pero igual de importantes. Protégete y protege la ventana durante todo el proceso para evitar desperfectos tontos.

Cómo evitarlos: planifica bien, utiliza herramientas adecuadas (nivel, cuñas, etc.), no escatimes en materiales de sellado, sigue las instrucciones del fabricante de la ventana y, si no tienes experiencia, considera contratar a un instalador profesional. Un instalador experto seguirá la normativa UNE correspondiente y las buenas prácticas (por ejemplo, comprobará siempre el estado del premarco, usará todos los anclajes necesarios, realizará sellados continuos con productos de calidad, etc.), garantizando que la ventana rendirá al 100% de sus prestaciones.

Recomendaciones para asegurar la estanqueidad y durabilidad

Para lograr que tu nueva ventana mantenga sus prestaciones con el paso del tiempo, ten en cuenta estas recomendaciones finales:

  • Usa materiales de calidad y específicos: No todas las espumas o siliconas son iguales. Asegúrate de emplear espuma de poliuretano para ventanas (hay formulaciones especiales de baja expansión y alta densidad para carpinterías). Igualmente, utiliza selladores adecuados: siliconas neutras o selladores híbridos para exterior (resistentes a UV y agua) y masillas acrílicas o cintas estancas para interior. Estos productos garantizan un sellado duradero y flexible. La durabilidad del sistema depende en gran medida de la calidad de estos sellantes y su correcta aplicación.

  • Asegura la hermeticidad en capas: La filosofía de una instalación estanca es «interior más hermético que el exterior». Es decir, sella muy bien por dentro contra el aire interior, y sella por fuera contra lluvia/viento pero permitiendo que, si algo de vapor pasa, pueda salir. Esto previene condensaciones ocultas en la junta. Usa cintas o selladores barrera de vapor en interior, y productos transpirables en exterior. Por ejemplo, hay cintas membrana que se pegan interiormente y evitan totalmente filtraciones de aire, complementadas con una cinta exterior impermeable. Aunque parezca excesivo, en climas exigentes esto marca la diferencia en aislamiento.

  • Garantiza la continuidad del aislamiento del edificio: Procura que alrededor de la ventana no queden huecos sin aislar que conecten el interior con el exterior (puentes térmicos). Si la fachada tiene aislamiento (tipo SATE o cámara rellena), la ventana debería estar alineada o conectada con ese aislamiento. Puedes añadir planchas de material aislante alrededor del premarco antes de poner la ventana, o espuma en las jambas, para no dejar tramos fríos. Un correcto montaje evitará que la ventana sea un punto débil en la envolvente térmica de la casa.

  • Cuida la evacuación de agua: Además del vierteaguas bien puesto, verifica que las pendientes de todos los elementos llevan el agua hacia fuera (umbrales inclinados, selladores formando caída hacia el exterior). Si instalas tapajuntas superiores, solápalos sobre el marco para que el agua no entre por arriba. Un truco en rehabilitación: si la fachada es irregular, puedes usar perfiles «L» o ángulos de aluminio para cubrir encuentros y llevar el agua fuera. Toda precaución es poca para evitar filtraciones, ya que las humedades ocultas pueden tardar en aparecer y luego requerir costosas reparaciones.

  • Mantenimiento periódico: Para asegurar la durabilidad, realiza revisiones periódicas de tus ventanas. Al menos una vez al año, limpia los carriles y herrajes, y lubrica las partes móviles. Inspecciona los sellados de silicona: si notas grietas o despegues, reaplica sellador para que no entre agua. En ventanas de madera, renueva la capa de barniz o pintura cada pocos años según recomiende el fabricante. Recuerda que incluso la mejor instalación puede degradarse sin un mínimo mantenimiento – pequeñas acciones preventivas alargarán décadas la vida de tus ventanas.

  • Confía en profesionales cuando sea necesario: Si bien muchos propietarios habilidosos pueden instalar una ventana siguiendo guías como ésta, nunca dudes en buscar ayuda profesional si algo se complica. Un instalador certificado no solo tendrá experiencia, sino que suele dar garantía sobre su trabajo. Además, contará con herramientas especializadas (por ejemplo, láser para nivel, calzos profesionales, cintas expansivas, etc.) que aseguran un acabado óptimo. Piensa que las ventanas son elementos críticos: una instalación deficiente puede causar filtraciones ocultas que derivan en moho o daños estructurales con el tiempo. Invertir en una instalación correcta es invertir en tranquilidad.

Conclusión: la importancia de la instalación correcta y la inspección técnica

Instalar bien una ventana es tanto una ciencia como un arte. Como hemos visto, entran en juego factores técnicos (alineación, anclaje, sellado) y detalles prácticos que marcan la diferencia entre una ventana simplemente colocada y una que realmente cumple con su función: ser duradera, estanca y eficiente. Una instalación deficiente puede derivar en humedades, pérdidas de energía o filtraciones de ruido.

En este contexto, lo que aporta valor es una inspección técnica independiente. En Hausum realizamos inspecciones de viviendas completas —más de 200 puntos revisados— en las que comprobamos también el estado de ventanas y cerramientos. Nuestro objetivo no es asesorar sobre qué ventana elegir, sino detectar vicios ocultos, deficiencias o errores de montaje que puedan afectar a la calidad de vida y al confort en la vivienda.

De este modo, cuando adquieres una vivienda o recibes una reforma, tienes la seguridad de que tus ventanas cumplen con los estándares de eficiencia y seguridad actuales. En definitiva, contar con una inspección de Hausum antes de comprar o reformar te permite anticiparte a problemas, proteger tu inversión y disfrutar de un hogar libre de sorpresas desagradables.