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La calefacción por biomasa utiliza materia orgánica renovable (madera, residuos agrícolas, etc.) para generar calor. El material más utilizado en bioenergía es la madera – en forma de pellets, astillas, briquetas, serrín o leña – cuya combustión produce calor de forma eficiente. Otros biocombustibles comunes son residuos de la industria agrícola o forestal, como hueso de aceituna y cáscaras de frutos secos. Al emplear combustibles locales y naturales, estos sistemas son más económicos y casi neutros en emisiones de CO₂, ya que sólo liberan el CO₂ previamente absorbido por la planta durante su crecimiento. Por estas razones la biomasa resulta una fuente energética sostenible y muy competitiva para calefacción en España.

Calderas de biomasa vs estufas de biomasa

Las calderas de biomasa y las estufas de pellets son dos formas de usar biocombustibles para calefacción, pero tienen diferencias clave. Las calderas suelen instalarse en espacios técnicos (sótanos, garajes o salas de calderas) porque requieren espacio para un depósito o silo de combustible grande y para el acceso de mantenimiento. En cambio, las estufas de pellets están diseñadas para ubicarse en el propio salón u otra habitación, ya que integran ventiladores que expulsan aire caliente al ambiente inmediato. Las estufas de pellets tradicionales (de aire) calientan sólo la estancia donde están colocadas, por lo que para otras habitaciones suele ser necesario un sistema de apoyo (por ejemplo radiadores eléctricos). Existen también termoestufas, que combinan calderín de agua para alimentar radiadores.

Tanto calderas como estufas a pellets utilizan tecnología avanzada. En general, la estufa de pellets moderna funciona de forma casi automática: un sinfín o tornillo alimentador transporta los pellets desde la tolva hasta el quemador interno, donde un encendido automático inicia la combustión. Ventiladores silenciosos impulsan el aire caliente hacia la estancia, creando corrientes de aire suaves. En cambio, la caldera de pellets quema el combustible en su quemador y transfiere el calor al circuito hidráulico. El agua caliente circula a través de radiadores o suelo radiante, proporcionando calefacción uniforme en toda la vivienda.

¿Cómo funciona una caldera de pellets?

Las calderas de pellets funcionan como cualquier otra caldera de calefacción: queman el biocombustible en un quemador y transfieren el calor al agua mediante un intercambiador interno. Los pasos básicos son: se almacena el pellet en un depósito (tolva) que alimenta el quemador por medio de un tornillo sinfín o aspiración. Allí la cámara de combustión concentra la llama, y el intercambiador de calor transfiere la energía al agua del circuito térmico. El agua calentada viaja luego por los radiadores o el suelo radiante, calentando todas las estancias. Muchos modelos modernos incluyen sistemas de encendido automático y modulación de potencia, e incluso tecnología de condensación, que aprovecha el calor latente de los humos para mejorar el rendimiento hasta ~100% (ahorro de combustible de ~10–15%).

¿Cómo funciona una estufa de pellets?

La estufa de pellets está pensada para calentar estancias mediante aire caliente. En su interior cuenta con una tolva (depósito) de pellets, conectada a un motor con tornillo sinfín que entrega el combustible al quemador. Al encenderse, los pellets arden en la cámara de combustión, generando mucho calor en poco espacio. Ventiladores internos toman aire del ambiente, lo hacen pasar junto a la chimenea o las paredes calientes de la estufa, y lo expulsan de nuevo al habitáculo, calentándolo rápidamente. El usuario debe vaciar con cierta frecuencia el cenicero o bandeja de cenizas que recoge los restos de la combustión. En algunos modelos se puede programar la potencia y la temperatura deseada desde un panel de control. A diferencia de las calderas, las estufas de aire sólo calientan la habitación donde se instalan, por lo que a menudo se combinan con sistemas tradicionales en otras zonas de la vivienda.

Componentes clave de calderas y estufas de biomasa

Los componentes principales de ambos sistemas son similares, adaptados a su funcionamiento:

  • Tolva o silo: depósito de combustible (pellets, astillas o biocombustible) desde donde se alimenta la unidad. Su tamaño determina la autonomía del sistema.

  • Tornillo sinfín o sistema de alimentación: mecanismo (tornillo o sistema de succión) que transporta el biocombustible desde la tolva hasta el quemador de forma automática.

  • Quemador: donde se produce la combustión del biocombustible. En las calderas es el corazón del sistema, y puede ser de alta eficiencia para optimizar la llama. En las estufas de aire, suele ser un quemador de menor tamaño pero muy eficaz.

  • Intercambiador de calor: transfiera el calor generado al medio de distribución. En calderas, suele ser de tubo o placa para calentar agua; en termoestufas también calienta agua, mientras que en estufas de aire el propio cuerpo metálico de la estufa irradia calor al aire.

  • Ventiladores: en estufas de aire, impulsan el aire caliente hacia la estancia (ventilador de humo y ventilador de aire caliente). En calderas, pueden usarse ventiladores de combustión para mejorar la entrada de aire al quemador. Estos elementos aseguran que el calor se distribuya eficientemente.

  • Sistema de evacuación de humos: conducto o chimenea que expulsa los gases de la combustión hacia el exterior. Debe ser adecuado y estar bien dimensionado para evitar retrocesos y asegurar la seguridad del sistema.

Además, ambos equipos llevan panel de control y sensores (termostatos, control electrónico) para ajustar la temperatura y garantizar un funcionamiento seguro.

Ventajas y limitaciones de la calefacción por biomasa

Ventajas: La biomasa es una fuente renovable y muy limpia. Al quemar madera y residuos biológicos se emite sólo el CO₂ que estas plantas han absorbido, por lo que el balance de carbono es prácticamente neutro. También se aprovechan residuos forestales o agrícolas, ayudando a prevenir incendios y generar empleo rural. El precio de la biomasa (pellets, leña, astillas) es más estable y bajo que los combustibles fósiles, pues no depende de mercados internacionales. En términos de eficiencia, las calderas actuales obtienen rendimientos muy elevados (90% en modelos convencionales, hasta ~100% en calderas de condensación). Además, la tecnología es segura y cada vez más automatizada, simplificando su mantenimiento. En resumen, la calefacción por biomasa ofrece un ahorro económico y medioambiental significativo frente a gasóil o gas, aumentando el confort y la sostenibilidad.

Limitaciones: El principal inconveniente es el espacio de almacenamiento: la madera y los pellets ocupan más volumen que el gasóleo. Por ejemplo, 2.000 litros de gasóleo equivaldrían a unos 4.000 kg (≈6 m³) de pellets o hueso de aceituna. Además, la densidad energética de la biomasa es menor: hacen falta unos 2 kg de pellets para obtener la misma energía que 1 litro de gasóleo. Esto implica recargas más frecuentes y un depósito de combustible grande. También hay que considerar la inversión inicial, que suele ser más alta que la de una caldera de gas, aunque a largo plazo el ahorro de combustible suele compensarla. En cuanto a emisiones, aunque el CO₂ es neutro, la combustión de biomasa puede generar partículas (cenizas, hollín) que requieren sistemas de filtrado o limpieza. Por último, la instalación debe cumplir requisitos técnicos y legales (ver más abajo), lo cual implica contratar a profesionales cualificados.

Consideraciones de instalación y normativa

La instalación de equipos de biomasa debe cumplir la normativa vigente. En España rige el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), que exige que sean realizados por instaladores autorizados y que la sala de calderas disponga de ventilación, espacio libre y protección contra incendios. Además, desde 2020 las calderas de biomasa deben cumplir el Reglamento Europeo de Diseño Ecológico (UE 2015/1189). Este reglamento establece mínimos de eficiencia estacional (≳75–77%) y límites máximos de emisiones de partículas y NOₓ para calderas de <500 kW que usen madera como combustible. Curiosamente, no se aplica a las calderas que queman exclusivamente biomasas no maderables (por ejemplo, hueso de aceituna o pellet con aditivos especiales). Tanto estufas como calderas deben contar con marcado CE y documentación de conformidad, y cumplir las exigencias de la etiqueta energética europea.

En la práctica, esto significa instalar un conducto de chimenea homologado y suficiente admisión de aire. Muchas comunidades exigen además inspecciones periódicas: por ejemplo, la legislación estipula que las calderas de biomasa deben ser sometidas a mantenimiento técnico oficial al menos una vez al año. En la normativa actual (Real Decreto 178/2021, modificación del RITE), se promueve el uso de renovables (pellets, astillas) en edificaciones nuevas o rehabilitadas. Por tanto, es fundamental planificar bien la instalación (ubicación del silo o tolva, dimensiones de la chimenea, seguridad eléctrica y de combustión) para cumplir todas las normas básicas de seguridad y eficiencia.

Importancia del biocombustible certificado (ENplus, DINplus)

La calidad del biocombustible es clave para el buen rendimiento de calderas y estufas. En España existen sellos de garantía como ENplus A1 (para pellets de madera virgen de alta calidad) y DINplus (certificación alemana con requisitos similares). Estos certificados avalan que el pellet es 100% natural, sin aditivos ni ligantes químicos, con contenido controlado de humedad, ceniza y calorías. Usar pellets certificados garantiza un alto poder calorífico y mínima producción de ceniza. Por ejemplo, los pellets A1 ofrecen la mayor pureza y consistencia, mientras que los A2 o B pueden tener más impurezas o residuos de fabricación. En resumen, elegir un biocombustible con certificado ENplus/DINplus mejora la eficiencia y reduce averías y limpieza frecuente de los equipos. Siempre conviene verificar en el saco el sello de calidad y las especificaciones (humedad <10%, cenizas <0,7%, etc.) antes de comprar.

Mantenimiento y limpieza periódica

Para garantizar la eficiencia y seguridad de estos equipos es esencial un buen mantenimiento. El usuario debe limpiar y revisar su unidad con regularidad: vaciar el cenicero o recolector de cenizas (varias veces al año en usos intensivos), aspirar los restos de ceniza de la cámara de combustión y del intercambiador, y limpiar el vidrio frontal de la estufa. En calderas, conviene comprobar que el sistema de alimentación (sinfín) no presente atascos y que los ventiladores de aire estén libres de polvo. Además, anualmente o al inicio de la temporada de frío debe realizarse una revisión técnica profesional. Un técnico especializado limpiará a fondo el quemador, intercambiador y pasos de humos, verificará la combustión (color de la llama), el estado del aislante y los elementos de seguridad, así como el correcto funcionamiento de electroválvulas y sensores. Este mantenimiento anual es obligatorio según la normativa y asegura que la caldera o estufa operen sin contratiempos. En conjunto, seguir estas pautas (uso de pellets de calidad, limpieza frecuente y servicio técnico anual) prolonga la vida útil del equipo y mantiene la eficiencia energética alta.

Conclusión: asesoramiento energético con Hausum

La calefacción por biomasa es una opción cada vez más atractiva para hogares y comunidades por sus ventajas medioambientales y económicas. Sin embargo, requiere un diseño e instalación adecuados. En Hausum ofrecemos inspecciones energéticas personalizadas para evaluar la viabilidad de implantar calderas o estufas de biomasa en su vivienda. Nuestro equipo puede asesorar sobre los sistemas más adecuados (según consumo, espacio y tipo de combustible disponible) y sobre las ayudas o subvenciones disponibles. De este modo, ayudamos a garantizar que su proyecto de biomasa cumple la normativa y se optimiza para obtener el máximo ahorro energético y confort en el hogar.