Las ventanas son elementos arquitectónicos indispensables por sus múltiples funciones: proporcionan vistas, luz natural y ventilación, aíslan del frío y el calor, protegen de las inclemencias exteriores y mejoran la apariencia de la fachada. Si estás pensando en renovar o instalar ventanas en tu vivienda, conviene conocer los diferentes tipos de ventanas de carpintería exterior disponibles. Existe una amplia variedad de formas y configuraciones en el mercado – en tamaño, material, mecanismo de apertura, etc.– lo que puede hacer compleja la decisión. En esta guía clasificamos los principales tipos de ventanas para uso residencial según su forma y función, describiendo sus características, aplicaciones habituales y estilos arquitectónicos afines.
Ventanas abatibles de una o dos hojas
Las ventanas abatibles (también llamadas practicables) son las ventanas tradicionales que se abren mediante bisagras laterales, similares a una puerta. Pueden constar de una hoja o dos hojas. En las de una sola hoja, un único marco acristalado se abre por completo hacia el interior o exterior, siendo la ventana clásica “de toda la vida”. Por su parte, las de doble hoja se dividen en dos partes que suelen abrirse desde el centro, permitiendo una apertura total del hueco. Este tipo de ventana ofrece la máxima ventilación (apertura del 100% del vano) y un excelente aislamiento térmico y acústico cuando está cerrada, gracias al sellado hermético de sus marcos. Son comunes en salas de estar y dormitorios, e incluso como puertas-ventana hacia balcones o terrazas. Se adaptan a la mayoría de estilos arquitectónicos: en viviendas de estética clásica aportan un encanto tradicional, mientras que en diseños modernos pueden incorporar perfiles más finos y cristales amplios manteniendo la funcionalidad. Es importante considerar que requieren espacio libre para abrir la hoja sin topar con muebles ni obstáculos, y que en el caso de las ventanas de dos hojas, el parteluz central puede restar algo de visibilidad. Aun así, su practicidad y estanqueidad las hacen una opción muy popular en entornos residenciales.
Ventanas correderas horizontales
Las ventanas correderas horizontales se componen de una o más hojas que se deslizan lateralmente sobre rieles o guías. Su principal ventaja es que ahorran espacio, ya que no requieren un recorrido de apertura hacia adentro o hacia afuera. Esto las hace ideales en estancias con muebles cercanos a la ventana o en pasillos y zonas de paso estrechas donde una hoja abatible estorbaría. Son muy populares en construcciones contemporáneas –por ejemplo, en porches, terrazas y salas pequeñas o alargadas– porque permiten una apertura razonable sin invadir el interior ni el exterior. Habitualmente abren hasta un 50% del hueco (la hoja móvil se desliza frente a la fija), lo que limita algo la ventilación comparado con una abatible, pero ofrecen un buen nivel de hermeticidad al cierre. En cuanto a estilo, las correderas horizontales aportan un toque moderno y funcional, acompañando bien fachadas minimalistas con sus líneas rectas y marcos de aluminio o PVC. Suelen instalarse en salones con salida al jardín, cocinas con acceso a patio e incluso en dormitorios de diseño actual. Además, son compatibles con la instalación de mosquiteras correderas, muy útiles en climas cálidos.
Ventanas correderas verticales (tipo guillotina)
Las ventanas correderas verticales, también conocidas como ventanas de guillotina, constan de dos hojas superpuestas que se desplazan una sobre otra en sentido vertical. Este diseño, típico de la arquitectura anglosajona aunque menos común en España, tiene la ventaja de ocupar poco espacio al abrir, similar a la corredera horizontal. Permite abrir la parte inferior, superior, o ambas a la vez, lo cual favorece cierta ventilación cruzada en la habitación (el aire fresco entra por abajo y el cálido puede salir por arriba). Estas ventanas ofrecen un buen grado de hermeticidad cuando están cerradas gracias a sus contrapesos y cierres, si bien es fundamental un correcto mantenimiento para que los paneles deslicen suavemente. Por su mecanismo, resultan ideales en espacios pequeños o estrechos donde no quepa una hoja abatible y se busque ventilación, por ejemplo en aseos, buhardillas o pasillos ventilados. Estéticamente, las de guillotina se asocian a estilos victorianos o coloniales, pero hoy en día también se emplean en diseños modernos que quieran aprovechar su estética diferenciada. Hay que tener en cuenta que la apertura útil suele ser menor (aproximadamente la mitad del vano), y que la limpieza del cristal exterior puede ser más compleja en modelos antiguos, aunque muchos diseños actuales incorporan hojas basculantes para facilitar esta tarea.
Ventanas fijas (paños fijos)
Las ventanas fijas son aquellas que no se abren, es decir, carecen de hojas móviles. Su función principal es proporcionar iluminación natural abundante y vistas panorámicas, actuando prácticamente como un paño de vidrio fijo en la fachada. Al estar completamente selladas en su posición, ofrecen la mayor estanqueidad al aire y al agua de entre todos los tipos (no tienen rendijas por donde puedan entrar corrientes) y por tanto maximizan el aislamiento térmico. Estos ventanales fijos suelen utilizarse para enmarcar vistas y acentuar elementos de diseño en la vivienda, dejando entrar la luz al máximo. A menudo se instalan en combinación con otras ventanas practicables cercanas para garantizar la ventilación cuando se requiera. Por ejemplo, es común ver grandes cristales fijos en salones o miradores, acompañados de pequeñas ventanas abatibles u oscilobatientes en los laterales o parte superior para poder airear. En cuanto a estilos, las ventanas fijas son un rasgo frecuente de la arquitectura moderna y minimalista, donde se busca integrar interior y exterior con grandes superficies acristaladas. También aparecen en escaleras o descansillos para aportar luz natural, e incluso en baños (empleando vidrios traslúcidos) donde no se necesite apertura. Eso sí, al no poder abrirse, no permiten ventilación por sí mismas, de modo que su uso debe planificarse junto con otros huecos practicables en la estancia. Su ventaja está en la simplicidad y limpieza visual que aportan a la fachada, así como en su menor mantenimiento (menos herrajes y partes móviles susceptibles de avería).
Ventanas de tejado (tipo Velux)
Las ventanas de tejado son ventanas diseñadas específicamente para instalarse en cubiertas inclinadas, como buhardillas y áticos. Forman parte de una categoría de carpintería especial, ya que su colocación requiere mano de obra especializada y sistemas de sellado propios para garantizar la impermeabilidad en la cubierta. Un ejemplo emblemático son las ventanas Velux, cuyo nombre se ha vuelto casi genérico para referirse a este tipo de apertura en el tejado. Estas ventanas permiten aprovechar al máximo la luz natural en espacios bajo cubierta y mejorar la ventilación en estancias que de otro modo serían oscuras o calurosas. Existen varias tipologías según su mecanismo: las más comunes son de pivote central (giran sobre un eje central horizontal, permitiendo abrir la mitad superior hacia adentro y la inferior hacia afuera, facilitando también la limpieza al poder rotar 180º) y de apertura proyectante (se abren hacia afuera pivotando desde el marco superior, brindando una vista despejada y mayor espacio libre bajo la ventana). En ambos casos, incorporan vidrios de alta resistencia y suelen llevar persianas o cortinas especiales para controlar la luz y el calor. Las dimensiones de las ventanas de tejado vienen estandarizadas para adaptarse a las separaciones entre vigas: las hay desde pequeñas (alrededor de 50×50 cm) hasta grandes formatos aptos para cubrir amplias buhardillas, por ejemplo 134 x 180 cm. Suelen instalarse en parejas o agrupaciones para bañar de luz natural la estancia desde lo alto, y se integran con la cubierta mediante cercos de estanqueidad según el tipo de teja. A nivel estético, las ventanas de tejado no afectan a la fachada pero sí al tejado: se adaptan bien tanto en reformas de casas tradicionales (añadiendo funcionalidad a antiguos desvanes) como en diseños contemporáneos que busquen áticos luminosos. Eso sí, es crucial una instalación profesional para evitar filtraciones; correctamente colocadas, mantienen un buen aislamiento térmico y acústico pese a su exposición directa al clima.
Ventanales panorámicos (de suelo a techo)
Los ventanales panorámicos, también llamados ventanas de piso a techo, son amplios cerramientos acristalados que van desde el suelo hasta el techo, convirtiendo literalmente una pared en cristal. Están diseñados para ofrecer vistas ininterrumpidas al exterior y maximizar la entrada de luz natural, creando una conexión directa entre el interior del hogar y el entorno. Estas ventanas de gran formato suelen tener diseño minimalista, con perfiles muy delgados o incluso sistemas de todo vidrio sin marco visible, lo que potencia la sensación de continuidad visual. Al eliminar barreras entre interior y exterior, los ventanales panorámicos llenan de luz y amplitud los espacios, haciendo que la estancia parezca más grande y abierta. Suelen emplearse en salones, comedores o dormitorios principales con vistas privilegiadas –por ejemplo, hacia un jardín, vistas al mar o panorámicas urbanas– para poder disfrutar del paisaje desde la comodidad del interior. Además de su impacto estético elegante y contemporáneo, aportan beneficios como mayor iluminación natural (reduciendo la necesidad de luz artificial) y una integración armoniosa con la naturaleza circundante. Sin embargo, también plantean retos: al tener superficies de vidrio tan grandes, es importante que el acristalamiento sea de alta calidad (baja emisividad, doble o triple vidrio) para garantizar un buen aislamiento térmico y acústico. Asimismo, en climas muy soleados conviene complementarlos con protectores solares (cortinas, vidrios tintados) para evitar sobrecalentamiento. En términos de arquitectura, este tipo de ventanales es característico de viviendas modernas de estilo minimalista o vanguardista, así como de reformas donde se busca abrir la casa al paisaje. Proporcionan un efecto de lujo y exclusividad muy valorado en el mercado inmobiliario, pero requieren estudio estructural (a veces es necesario refuerzo en la estructura al eliminar muros) y cristales de seguridad, especialmente cuando abarcan muros enteros de alto a bajo.
Ventanas de esquina (esquineras)
Las ventanas de esquina son aquellas que cubren dos muros perpendiculares, encontrándose en el ángulo de la construcción. En vez de un pilar opaco en la esquina, se dispone vidrio en ambos lados, logrando una vista envolvente. Este diseño brinda vistas panorámicas sin obstáculos, eliminando los elementos estructurales que tradicionalmente bloquean la visión en las esquinas. Gracias a su configuración acristalada en ángulo, también aumenta la entrada de luz natural desde dos orientaciones distintas, iluminando mejor la estancia durante todo el día. Las ventanas esquineras suelen emplearse en salones, miradores o habitaciones principales de casas modernas donde se quiere aprovechar una vista abierta (por ejemplo, una casa en alto con vista a 180° del paisaje). Arquitectónicamente son un rasgo eminentemente contemporáneo, asociado al estilo moderno y minimalista, ya que técnicamente implican soluciones avanzadas: a menudo se usa cristal estructural o perfiles especiales para sostener la esquina sin un apoyo convencional. Esto hace que su instalación sea más compleja y requiera proyectos bien calculados, pero el resultado en términos estéticos y de amplitud espacial es espectacular. Este tipo de ventanales da la sensación de que el interior “abraza” el exterior, creando un efecto mirador. Pueden ser fijos en ambos paños para máxima transparencia, o combinar un lado fijo con otro practicable (corredera o abatible) para permitir ventilación. En cuanto a estilos, además de en viviendas de diseño actual, también se han incorporado en reformas donde se busca dar un toque contemporáneo a construcciones tradicionales, sustituyendo la esquina maciza por vidrio. En cualquier caso, aportan singularidad y suelen revalorizar la vivienda por su atractivo poco común. Como precaución, se debe verificar que los vidrios sean de seguridad laminados o templados, dado que están expuestos en esquina, y cuidar la protección solar si ambas caras reciben mucho sol.
Ventanas curvas u ovaladas
Bajo esta categoría entran las ventanas con formas curvilíneas, ya sean completamente circulares, ovaladas o con arcos. Estas ventanas especiales añaden un toque distintivo y elegante en la arquitectura de la vivienda. Un ejemplo clásico son los llamados ojos de buey o ventanas circulares, comunes en fachadas señoriales o como detalle en buhardillas y baños; también las ventanas arqueadas (de medio punto) encima de puertas o en salones de estilo colonial, o incluso diseños elípticos poco frecuentes. En general, las ventanas curvas se asocian a estilos arquitectónicos clásicos, coloniales o románticos, donde las formas redondeadas aportan ornamentación y suavidad visual. Por ejemplo, en casas de estilo mediterráneo es común ver ventanas con arcos de medio punto, mientras que en arquitectura victoriana pueden aparecer mirillas circulares decorativas. Su fabricación suele ser a medida y más compleja que la de las ventanas rectangulares estándar, lo que se traduce en que sus precios sean más elevados que los de formatos convencionales. No obstante, el resultado estético justifica a veces la inversión, ya que una ventana curva u ovalada bien situada puede convertirse en el punto focal de la fachada o del interior. En cuanto a características, muchas veces este tipo de ventana es fija (no practicable), especialmente las circulares pequeñas, aunque existen opciones abatibles o basculantes para ventanas arqueadas de mayor tamaño. También pueden incorporar vidrieras artísticas o cristales decorativos para realzar su presencia. Suelen ubicarse en espacios singulares de la vivienda: por ejemplo, encima de escaleras, en baños para ganar luz sin renunciar a privacidad, en buhardillas frontales, o flanqueando entradas principales. Si tu casa tiene un diseño clásico o quieres añadir un elemento llamativo, una ventana curva u ovalada puede ser la solución, siempre y cuando se planifique bien su integración con el resto de la carpintería y el estilo general.
Conclusión: inspección profesional de Hausum
En definitiva, cada vivienda requiere que sus ventanas se adapten al clima, a la normativa vigente y a unos mínimos de eficiencia energética. En Hausum no realizamos asesoramiento sobre qué modelo escoger, pero sí verificamos en nuestras inspecciones si las ventanas instaladas cumplen con los estándares actuales y si presentan patologías que puedan afectar a su funcionamiento o al confort del inmueble. Nuestro equipo de arquitectos colegiados revisa puntos clave como el aislamiento, la estanqueidad y el estado de los cerramientos, para que tengas una visión clara y objetiva del estado real de tu vivienda. Con Hausum, podrás tomar decisiones informadas y evitar sorpresas en una de las inversiones más importantes de tu vida.
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