En la elección de la calefacción individual de una vivienda, cobra especial interés comparar un sistema Split (aire-aire con bomba de calor) frente a los tradicionales radiadores de agua caliente (con caldera) o eléctricos. Ambos aportan calor al hogar, pero funcionan de forma distinta. En un split, un compresor extrae calor del aire exterior y lo emite dentro del local mediante un ciclo frigorífico inverso. En cambio, los sistemas de radiadores de caldera calientan agua en un equipo (gas, gasóleo o electricidad) y la hacen circular por tuberías hasta los radiadores, que irradian calor al ambiente. Los radiadores eléctricos son aún más sencillos: un panel calefactor convierte casi el 100 % de la electricidad en calor.
La experiencia de Hausum en evaluación energética de viviendas muestra que, para calefacción (sin considerar refrigeración), estos sistemas ofrecen ventajas y desventajas claras. A grandes rasgos:
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Split (bomba de calor aire-aire): requierе instalación de una unidad exterior y una o varias interiores. Aspira aire del exterior y, gracias al refrigerante y compresor, inyecta aire caliente al interior. Al no quemar combustible, no genera humos ni residuos y apenas necesita mantenimiento.
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Radiadores con caldera: la caldera quema gas o gasóleo (o es eléctrica) para calentar agua. El circuito de tuberías atraviesa la casa hasta cada radiador, que calienta por convección y radiación. Este método tradicional implica obra (tuberías y chimenea/gas) y mantenimiento periódico de la caldera.
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Radiadores eléctricos: son emisores de calor (por fluido, cerámicos o resistivos) que se fijan a la pared. Se alimentan con red eléctrica doméstica y no precisan tuberías ni caldera. Proporcionan calor inmediato, aunque consumen más electricidad y requieren una instalación de potencia adecuada.
Consumo energético en distintas condiciones
La eficiencia real de cada sistema varía con el clima, el aislamiento y el uso. Las bombas de calor aire-aire suelen tener un COP (coeficiente de rendimiento) instantáneo de 2–6, y un SCOP (COP estacional) medio en torno a 4 en climas templados. Esto significa que por cada kWh eléctrico consumido generan unos 4 kWh térmicos. En cambio, una caldera de gas de condensación produce aproximadamente 1,09 kWh térmico por cada kWh de gas (109 % de rendimiento). Un radiador eléctrico simple convierte 1 kWh eléctrico en ~1 kWh térmico (100 % de eficiencia). En la práctica, esto se traduce en consumos muy distintos. Por ejemplo, investigadores griegos (clima similar al de España) estimaron que el coste del calor con bomba de calor era apenas unos 0,05 € por kWh frente a 0,77 €/kWh con caldera de gas y 0,19 €/kWh con calefacción eléctrica convencional. Estudios en España confirman esas ventajas: la OCU calculó (noviembre 2022, zona D – Madrid, Aragón, Castilla-León) que para un piso de 90 m² los sistemas costaban al año unos 455 € con bomba de calor aire-aire, 683 € con caldera de gas y 1.255 € con radiadores eléctricos.
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SCOP/Eficiencia: Bomba de calor (~400 % de eficiencia) > Caldera de condensación (~109 %) > Caldera tradicional (≈85–95 %) > Radiador eléctrico (100 %).
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Ejemplo de costes: En la práctica, el consumo anual de energía es menor con bomba de calor. Siguiendo la OCU, un split consumirá mucho menos kWh que un radiador eléctrico para la misma demanda, a pesar de que la luz sea más cara que el gas.
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Impacto del clima y uso: En días muy fríos el COP de la bomba cae (necesita más energía para mantener la temperatura), por lo que su ventaja se reduce. Sin embargo, en climas templados o con buen aislamiento el split es el más económico. Por ejemplo, en una prueba práctica en Madrid una bomba de calor (80 m²) usó 3.094 kWh/a en vez de 9.132 kWh/a de la caldera, recortando el gasto energético en ≈45 %. En cambio, los radiadores eléctricos consumen en proporción al tiempo y potencia de uso, pues todo el calor debe generar la resistencia (1 kWh = 1 kWh térmico). En resumen, el consumo de calefacción con aire-aire es mucho menor que con radiadores eléctricos y sensiblemente menor que con caldera de gas, especialmente en viviendas bien aisladas.
Costes de instalación, mantenimiento y vida útil
La instalación y mantenimiento difieren notablemente:
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Coste de instalación: Un split aire-aire individual requiere al menos una unidad exterior (en terraza/tejado/fachada) y otra interior en la pared, con taladros para tuberías y conexión eléctrica. Su instalación suele ser más compleja y cara (mano de obra especializada y material) que montar una caldera con radiadores, aunque no es necesario distribuir tuberías por toda la casa. Por el contrario, un sistema de radiadores con caldera implica instalar el equipo (caldera y quizá depósito ACS) y tender la red de tuberías por falsos techos o paredes: obra mayor, pero uso de materiales comunes. En general, bombas de calor aire-aire tienen un coste inicial más alto que una caldera de gas con radiadores. Los radiadores eléctricos son los más baratos de instalar: sólo fijar el panel a la pared y cablear, sin necesidad de tuberías.
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Mantenimiento: Las bombas de calor no queman combustibles, por lo que requieren muy poco mantenimiento (normalmente sólo limpieza de filtros y revisión ocasional). En cambio, las calderas requieren revisiones anuales (en España, inspección de gas cada 5 años y revisión de caldera cada 2 años por normativa). Según Preciogas, la bomba de calor precisa “muy poco” mantenimiento frente al mantenimiento bienal de la caldera. Los radiadores eléctricos no tienen partes móviles ni circuito complejo, por lo que su mantenimiento es mínimo (inspección del panel y verificar conexiones).
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Vida útil: Con un buen cuidado, las bombas de calor suelen durar entre 15 y 20 años. Las calderas de gas de buena calidad, en torno a 13–20 años (al recomendarse cambio a los 10–15 años por obsolescencia y eficiencia). Los radiadores eléctricos, al no tener calderas ni compresores, pueden durar similares décadas; el factor limitante suele ser el termostato o el elemento calefactor, pero no existen cálculos precisos publicados. En resumen, todos estos sistemas pueden operar 15+ años si se revisan periódicamente.
Tiempo de respuesta térmica y confort percibido
La sensación de calor y rapidez varía:
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Split (aire-aire): Calienta el aire casi al instante tras encenderse, por lo que eleva rápido la temperatura ambiente. Al apagarse, sin embargo, el aire cálido se disipa con rapidez (se enfría y asciende). Además, como cualquier aire acondicionado, tiende a secar el aire (deshumidifica), lo que puede resultar agradable en ambientes húmedos pero también resecar la piel o mucosas si se abusa. Iberdrola destaca que las bombas de calor aportan “un elevado grado de confort”, dado que se ajustan bien a la temperatura deseada y distribuyen el calor de forma continua. Su distribución de aire forzado evita estratificaciones extremas, aunque puede percibirse como menos “envolvente” que un radiador.
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Radiadores con caldera: Tardan más en calentar la casa, ya que primero deben calentar el agua del circuito. Suelen responder lentamente (varias decenas de minutos) hasta alcanzar confort, pero mantienen el calor durante más tiempo una vez apagados. Generan un calor establo y envolvente: muchas personas lo describen como “similar al calor del sol”, ya que irradia desde las superficies calientes. Además, no resecan el aire, pues no extraen humedad del ambiente (a diferencia del split). En zonas muy frías, este calor homogéneo es ideal para combatir el frío intenso.
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Radiadores eléctricos: Dependiendo del tipo (fluido, cerámico o de mica), su respuesta varía. Los convectores rápidos y los paneles cerámicos calientan en pocos minutos, mientras que los de fluido interno pueden tardar hasta una hora en alcanzar temperatura máxima. Sin ventilador, el calor sube por convección natural, por lo que la estancia tarda algo en caldearse totalmente. En general proporcionan un calor constante y silencioso, también sin alterar la humedad del aire.
En resumen, el split proporciona calor rápido y uniforme de aire, pero seca el ambiente, mientras que los radiadores dan un calor más suave, lento de inicio pero prolongado y sin resecar. El confort final depende de preferencias personales y condiciones: por ejemplo, en climas muy húmedos el split puede resultar más “confortable” por secar ligeramente el aire, pero en clima seco o para largas estancias muchos notan el calor de radiador como más agradable.
Eficiencia energética (COP, SCOP vs rendimiento y pérdidas)
La eficiencia energética se mide de forma distinta según el sistema:
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Bombas de calor aire-aire (split): Se mide por su COP (instantáneo) y SCOP (rendimiento estacional, coeficiente medio). Un SCOP de 5 significa 5 kWh térmicos por 1 kWh eléctrico. En la práctica, los splits modernos suelen alcanzar un SCOP en torno a 4 (400 %) en climas suaves. Un elevado SCOP implica gran ahorro de energía eléctrica. Las normativas europeas (Reglamento UE 626/2011) obligan a indicar este SCOP para comparar equipos.
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Calderas de gas/gasoil con radiadores: Su eficiencia se expresa en rendimiento térmico. Una caldera convencional rinde 85–95 % del poder calorífico; las modernas de condensación pueden llegar a 95–105 % (aprovechan el calor latente de los humos). Sin embargo, ese porcentaje se refiere al poder calorífico superior del combustible; ajustado al inferior (lo que cuenta), ronda el 98–105 %. En cualquier caso, no “multiplican” la energía: 1 kWh de gas produce ~1,09 kWh térmico en condensación. Además del rendimiento de la caldera, hay pequeñas pérdidas en las tuberías (2–5 % típicamente) que reducen ligeramente la eficiencia global.
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Radiadores eléctricos: Convierten prácticamente el 100 % de la electricidad en calor. No tienen pérdidas de combustión ni tuberías, pero su eficiencia energética “final” es la eléctrica: 1 kWh de la red equivale a 1 kWh de calor. Dado que la producción de electricidad tiene pérdidas a nivel de red, su energía primaria es menos eficiente, pero in situ son 100 % eficientes.
En conclusión, las bombas de calor logran eficiencias muy superiores (COP/SCOP > 3) que cualquier caldera o resistor eléctrico, pero dependen de la temperatura exterior. Las calderas de condensación modernas son también muy eficientes (~95–100 %), mientras que los radiadores eléctricos aprovechan toda la electricidad que consumen. Estos datos (COP/SCOP y rendimiento) son útiles para evaluar comparativamente los consumos energéticos de cada sistema.
Estética, espacio ocupado y obras necesarias
La distribución física de cada sistema en la vivienda es distinta:
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Split (aire-aire): consta de una unidad exterior (unidades de hasta 1–2 m²) que se instala en fachada, terraza o cubierta, y una o varias unidades interiores empotradas o pared (normalmente de 0,5–1 m de largo). La instalación requiere perforar muros para pasar los tubos de refrigerante y el cableado. El espacio interior ocupado es reducido (apoyos en pared), pero la unidad exterior debe ubicarse donde haya aire libre suficiente. Desde el punto de vista estético, los splits modernos son discretos (blancos, acabados planos), aunque visibles. Es obligatorio respetar la normativa local de fachadas para la unidad exterior.
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Radiadores con caldera: requieren una caldera (en cuarto técnico o cocina/baño) y el trazado de tuberías desde la caldera hasta cada radiador. Esto implica considerables obras: romper falso techo o zócalos, llevar tuberías por paredes y reinstalar acabados. Los radiadores en sí ocupan espacio en pared (generalmente 0,5–1 m² cada uno) y pueden ser de diseños diversos (verticales, horizontales, toalleros, etc.). Es una instalación fija que altera la decoración inicial de la vivienda. Además, la caldera en sí (si es mural) ocupa espacio reducido, pero puede requerir un armario o hueco.
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Radiadores eléctricos: son más flexibles. Ocupan espacio en pared (típicamente 0,3–0,8 m² cada uno) y se instalan con unos pocos tornillos. No requieren tuberías ni caldera, solo conexión eléctrica con la potencia adecuada. Pueden retirarse o cambiarse fácilmente. Su estética varía (emisiones de aceite, paneles, mica) y suelen ser blancos o metálicos, integrándose con el mobiliario actual con poco impacto visual.
En términos generales, instalar un split implica menos obra interior que una red de radiadores con caldera, pero exige lugar libre en fachada. Los radiadores hidráulicos (agua) son la opción más intrusiva en obra. Los eléctricos son los más rápidos de instalar (solo taladros de fijación) y los más discretos para reformas sin obras.
Recomendaciones según vivienda, uso, aislamiento y clima
No existe un “mejor sistema” universal: la elección depende de factores del hogar. Según la experiencia de Hausum en eficiencia energética:
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Clima templado y vivienda bien aislada: recomendamos bomba de calor aire-aire. En estas condiciones el SCOP alto de los splits rinde al máximo. Son idóneos tanto para calefacción como para aire acondicionado de verano. Un sistema multi-split puede climatizar varias estancias. Si se busca ACS (agua caliente sanitaria), conviene combinar con aerotermia (aire-agua) o un termo eléctrico. Los radiadores pueden usarse como complemento (ej. baños), pero el split cubrirá la mayor parte de la demanda con menor consumo.
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Clima frío o vivienda poco aislada: las calderas de gas o gasóleo con radiadores pueden ser más robustas (entregan calor constante a altas temperaturas de impulsión). Si el aislamiento es deficiente, requieren mucha energía para compensar pérdidas. En tales casos, conviene mejorar el aislamiento (seguir DB-HE), o usar sistemas mixtos: por ejemplo, una caldera potente para períodos de frío extremo y un split para demanda moderada. Radiadores eléctricos pueden servir en habitaciones muy aisladas o como apoyo puntual, pero su coste operativo es alto.
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Piso en bloque o con restricciones exteriores: si no se puede colocar unidad exterior (por permisos o espacio), los radiadores eléctricos o de agua pueden ser alternativas. En pisos pequeños o de alquiler, los emisores eléctricos ofrecen instalación rápida sin obras. Si hay preinstalación de gas, una caldera de condensación y radiadores sigue siendo práctico y rentable.
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Patrones de uso: para viviendas ocupadas pocas horas al día, la calefacción eléctrica puntual (radiadores o convectores) puede ser suficiente. Si hay uso continuo (familias, fines de semana), la bomba de calor resulta más eficiente. Hausum sugiere programar el sistema para maximizar eficiencia (21 °C ideal para splits en invierno).
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Aspecto estético y espacio: si se prioriza el diseño interior, los splits actuales son muy discretos. Los radiadores, aunque ofrecen modelos modernos, siempre ocupan pared. Los paneles eléctricos suelen integrarse bien en la decoración minimalista. En obra nueva o reformas integrales, el sistema con menor impacto visual suele ser el split o un sistema de suelo radiante (no tratado aquí).
En síntesis, Hausum concluye que en la mayoría de viviendas residenciales españolas y climats suaves, la bomba de calor aire-aire (“split”) es la opción más eficiente y económica a medio plazo, gracias a su alto COP y flexibilidad. En cambio, radiadores con caldera siguen siendo válidos en edificios sin obra ni para altas potencias puntuales, y radiadores eléctricos funcionan como apoyo o en ausencia de gas/climatización central. La clave es evaluar cada caso con nuestros especialistas, balanceando inversión inicial, consumo energético y confort esperado según el tipo de vivienda, hábitos de uso y zona climática.
En definitiva, “Split vs radiadores” no se responde con una única elección: cada vivienda demanda un análisis técnico. Con la experiencia de Hausum en eficiencia energética, recomendamos optar por el sistema más adecuado al aislamiento, clima y uso particular, considerando siempre la relación entre consumo y confort
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