Los sistemas de calefacción por aire forzado en viviendas (pisos o casas unifamiliares) consisten en un equipo interior que calienta el aire (por quemador, bomba de calor o resistencia eléctrica) y en una red de conductos que lo distribuye a las distintas estancias. El aire caliente se impulsa hacia las habitaciones a través de rejillas de impulsión ubicadas en el techo o en paredes altas, mientras que conductos de retorno recogen el aire usado y lo devuelven al equipo para cerrar el ciclo. Este esquema centralizado garantiza una distribución uniforme del calor en toda la vivienda, evitando puntos fríos.
Planificación de rejillas de calefacción por aire
La ubicación y orientación de las rejillas es clave para el rendimiento del sistema. Las rejillas de impulsión se instalan preferentemente en el techo o en la parte alta de las paredes exteriores, de modo que el aire caliente se introduzca desde arriba y descienda por la habitación. En modo calefacción, se recomienda orientar las lamas horizontales de las rejillas hacia abajo, ya que el aire caliente es menos denso y tiende a subir. Así se evita que el aire se acumule en el techo sin mezclarse con el resto del volumen. Es aconsejable usar rejillas ajustables (doble deflexión) que permitan dirigir el flujo y difundir el aire sin crear corrientes molestas.
En cada habitación debe instalarse al menos una rejilla de suministro; en estancias muy amplias o con techos altos se colocan varias, repartidas uniformemente. El tamaño de cada rejilla y el caudal de aire a suministrar se calculan según normativas de ventilación (por ejemplo, aplicando la relación Q = S·V, donde Q es el caudal y V la velocidad del aire). De esta forma se dimensiona cada rejilla para cubrir la demanda térmica sin generar excesiva velocidad ni ruido. Conviene mantener las rejillas alejadas de obstáculos como muebles, cortinas o puertas abiertas. Por lo general se sitúan en posiciones centrales o equidistantes; por ejemplo, en salones grandes se instalan varias rejillas repartidas en el techo para cubrir toda la estancia. Un buen diseño evita «puntos calientes» cerca del techo y asegura que el aire caliente se distribuya homogéneamente en cada zona de la vivienda.
Importancia del retorno de aire caliente
El retorno de aire caliente (o conducto de retorno) es tan importante como las rejillas de suministro. Las rejillas o conductos de retorno extraen el aire viciado de la habitación y lo llevan de vuelta al equipo de calefacción. Es fundamental situarlos de manera estratégica para equilibrar la presión interna y evitar recirculaciones cortas. La falta de un retorno adecuado puede generar presión positiva en la estancia, dificultando la entrada y el flujo normal del aire y provocando pérdidas de rendimiento.
Además, un retorno bien posicionado ayuda a mantener uniforme la temperatura. Sin él, el aire caliente tiende a acumularse en el techo, dejando el nivel inferior de la habitación más frío y creando desequilibrios térmicos. Por ello, cada estancia debe disponer de al menos una rejilla o conducto de retorno, colocado preferiblemente en la pared opuesta a la(s) rejilla(s) de impulsión o a nivel bajo. Esta ubicación estratégica evita generar “cortocircuitos” en el flujo de aire (cuando el aire sale y vuelve sin recorrer la habitación), garantizando una circulación completa y equilibrada.
Equipamiento y componentes del sistema
Una instalación de calefacción por conductos incluye varios elementos clave:
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Unidad interior (manejadora de aire): contiene un ventilador y un intercambiador térmico (batería de calefacción). Puede ser un equipo de aerotermia (bomba de calor aire-aire) o un módulo conectado a una caldera/generador de calor. Esta unidad suele ubicarse en un falso techo o cuarto técnico y calienta el aire antes de enviarlo por los conductos.
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Red de conductos: tubos metálicos o flexibles que transportan el aire entre la unidad interior y las estancias. Incluyen conductos de impulsión (de la unidad a las rejillas) y de retorno (de las estancias de vuelta al equipo). Su trazado habitual se oculta en falsos techos, bajantes o trasdosados para no afectar la estética de la vivienda.
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Rejillas de impulsión y retorno: en cada estancia se colocan difusores para sacar el aire caliente y rejillas para recoger el aire viciado. Se dimensionan según el caudal requerido, y en los puntos de retorno se suelen incluir filtros de aire (cartuchos o mallas) para retener polvo y mejorar la calidad del aire interior.
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Sistemas de control y zonificación: termostatos en cada zona regulan la temperatura deseada. Los sistemas avanzados permiten zonificar con compuertas motorizadas, de modo que cada habitación ajuste su climatización independientemente, optimizando confort y eficiencia energética.
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Aislamiento térmico de conductos: para evitar pérdidas de calor, los conductos de impulsión se recubren con material aislante. La normativa (RITE) exige espesores calculados para que la pérdida térmica en la red de impulsión sea inferior al 4% de la energía transportada. Este aislamiento también impide condensaciones en zonas frías.
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Elementos de mantenimiento: se preinstalan registros o trampillas de acceso en los conductos principales y en los falsos techos. Estos permiten limpiar o sustituir filtros y revisar el estado del sistema periódicamente, tal como requieren las normativas de climatización.
Integración arquitectónica y consideraciones técnicas
La instalación de un sistema por conductos debe planificarse desde el proyecto arquitectónico. Lo habitual es reservar un falso techo de al menos 30–40 cm de altura para alojar los conductos. Se recomienda trazar recorridos directos con pocas curvas y transiciones suaves, lo que reduce pérdidas de carga y ruido. También es esencial prever accesos de mantenimiento: instalar puertas o paneles desmontables en los falsos techos y cajas de registro facilita la limpieza periódica de filtros y la inspección del sistema.
Desde el punto de vista acústico, es importante minimizar el ruido del aire y del equipo. Para ello, se suelen emplear conductos circulares (menor turbulencia) y rejillas con baja atenuación sonora. Si es necesario, se pueden instalar silenciadores o tramos con materiales absorbentes en los conductos para reducir el ruido. Un buen diseño (conductos bien dimensionados y ventiladores de calidad) permite bajar el nivel sonoro al mínimo. Además, conviene ubicar la unidad interior/exterior en espacios aislados de uso frecuente (por ejemplo, despensas o cubiertas) y usar antivibradores en los soportes para evitar transmisión de vibraciones.
En cuanto al aislamiento térmico, además de aislar los conductos, conviene aislar también los falsos techos o paneles donde se instalan. Un buen aislamiento evita puentes térmicos y condensaciones, mejorando la eficiencia energética del sistema. Asimismo, se deben respetar las normativas locales (por ejemplo, el CTE en España) sobre ventilación, ahorro energético y calidad del aire en viviendas.
La implantación de un sistema de calefacción por conductos es un proyecto complejo que debe adaptarse a las características de cada vivienda. En Hausum, nuestro equipo de arquitectos e ingenieros ofrece asesoría técnica especializada y diseño personalizado de sistemas de calefacción por conductos. Contáctanos para un estudio detallado de tu proyecto y obtén un sistema de climatización eficiente y a medida de tu hogar.
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