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Al comparar sistemas de calefacción por aire vs radiadores, conviene entender cómo cada tecnología calienta el ambiente. Los sistemas por aire (con conductos o unidades tipo fancoil) hacen pasar aire a través de un intercambiador para elevar su temperatura, mientras que los radiadores de agua calientan un fluido (agua) que circula por paneles o cuerpos de radiador, cediendo calor por convección y radiación. En este artículo nos centramos en viviendas (pisos o unifamiliares) para analizar tres aspectos clave: la rapidez de calentamiento, la inercia térmica y la distribución/percepción del confort térmico. También mencionaremos brevemente eficiencia energética y costes operativos (sobre todo para decir que se tratarán en detalle en otro artículo).

Rapidez de calentamiento

Los sistemas de aire caliente son muy rápidos encendiendo la vivienda. La mayor ventaja de un sistema de calefacción por aire es el rápido calentamiento del aire que va directamente a donde se necesita a través de las rejillas. Es decir, desde el arranque el ventilador impulsa aire caliente hacia las estancias, elevando pronto la temperatura ambiente. De hecho, estudios indican que los calefactores de aire (convectores) “calientan el ambiente más rápidamente comparado con los radiadores”​. Este impulso inicial es ideal cuando se busca caldear la casa lo antes posible.

Por su parte, los radiadores tardan algo más en producir calor perceptible. Primero hay que calentar el agua y el propio metal o material del radiador, lo cual introduce demora. Radiadores de aluminio o chapa de acero de baja inercia se calientan más rápido (al tener poca masa)​, pero aún así suelen requerir unos minutos para que el calor se propague bien por la habitación. En cambio, un radiador de hierro fundido u otros de alta inercia demanda más tiempo para alcanzar temperatura (pagando luego la ventaja de mantener el calor), como explica ClimAhorro: “Su gran inercia térmica hace que conserven el calor durante más tiempo (aunque también tardan más tiempo en calentarse)”​. En resumen, si lo que más importa es que una estancia se caliente casi al instante, la calefacción por aire suele ser más efectiva al principio. Aun así, cada radiador aporta calor continuo una vez en marcha, por lo que a largo plazo también eleva la temperatura ambiente.

Inercia térmica

La inercia térmica mide la capacidad de un sistema para almacenar calor y liberarlo lentamente. Los radiadores de agua, al contener un líquido y estar hechos de metales densos, actúan como verdaderos acumuladores de calor. Los radiadores de agua caliente almacenan el calor del agua y del material del radiador… liberando gradualmente el calor al ambiente durante un período prolongado incluso después de que se detiene el flujo de agua caliente. Esto significa que, cuando apagas la caldera o bomba de calor, los radiadores pueden seguir emitiendo calor interno antes de enfriarse. En la práctica, ayuda a mantener la temperatura estable sin altibajos bruscos.

Además, el material del radiador influye en su inercia. Por ejemplo, los radiadores de aluminio o acero ligero tienen baja inercia: “se calientan y enfrían rápidamente”​. Son ligeros y responden rápido al encendido, pero también pierden calor enseguida. En contraste, los radiadores de hierro fundido poseen alta inercia térmica: “conservan el calor durante más tiempo (aunque también tardan más tiempo en calentarse)”​. Esto se traduce en un calor más duradero tras el apagado.

Por el contrario, los sistemas de aire caliente no incorporan depósitos de agua ni grandes masas térmicas. El aire circulante calienta directamente la estancia pero, al cesar el flujo, el calor se disipa rápidamente. Dicho de otro modo, estos sistemas tienen baja inercia: dejan de calentar en cuanto se apagan. Esta característica implica que, si bien suben la temperatura con rapidez, también se enfría más rápido la habitación cuando la fuente de calor se detiene. En viviendas donde se encienda y apague frecuentemente la calefacción, puede notarse cómo las temperaturas bajan pronto con sistemas por aire.

Reparto del calor y confort térmico

El modo en que cada sistema reparte el calor influye mucho en la percepción de confort. Los radiadores tienden a calentar de forma localizada: cada radiador aporta calor a la habitación donde está instalado. Esto permite un control individual de la temperatura en cada estancia (por ejemplo cerrando las llaves de algunos radiadores). La calefacción por radiadores ofrece un calentamiento localizado y la posibilidad de controlar la temperatura en cada habitación individualmente. Este enfoque segmentado puede ser eficiente si solo se usan algunas habitaciones. Sin embargo, puede quedar menos uniforme el calor en toda la vivienda si hay radiadores muy alejados entre sí.

En cambio, los sistemas de aire (conductos o fancoils) proporcionan un calentamiento más homogéneo en todo el hogar: el aire caliente es impulsado a cada estancia a través de rejillas o salidas. Este método logra “una distribución homogénea del calor en todo el hogar”​. En la práctica, esto significa que todas las habitaciones tienden a calentarse por igual, evitando zonas frías remotas. Por ello, en viviendas grandes o de varios pisos suele ser más adecuado instalar conductos de aire, pues evitan la necesidad de múltiples unidades independientes​. En cambio, para pisos pequeños o estancias concretas puede bastar con radiadores, que además ahorran energía al calentar sólo lo necesario​.

El tipo de calor que percibe nuestro cuerpo también difiere. Los radiadores irradian calor de manera suave y crean convección natural (el aire caliente sube frente a la pared caliente). Esto da una sensación de calor constante y envolvente. Los radiadores brindan “una sensación de calor constante y uniforme” en la habitación​. Por su parte, los sistemas de aire caliente (o convectores) generan corrientes de aire visibles y el calor se siente más inmediato pero menos uniforme: “calientan el ambiente más rápidamente… [pero] la sensación térmica puede resultar menos homogénea”​. Además, el movimiento de aire forzado en estos sistemas puede resecar el aire interior y elevar polvo. Strada Services explica que los calefactores por aire aspiran aire seco, lo calientan y lo recirculan, “lo que impide que aumenten los niveles de humedad”​. Incluso señalan que al circular aire caliente continuamente se levantan polvo y alérgenos​. Esto puede generar sensaciones de sequedad en la piel o las vías respiratorias. En cambio, al no mover aire de forma tan brusca, los radiadores no alteran la humedad de la habitación ni levantan tanto polvo, lo que muchos usuarios encuentran más confortable para estancias largas.

En resumen, los radiadores tienden a ofrecer un calor radiante y envolvente (buen confort con uniformidad en cada espacio), mientras que la calefacción por aire destaca por calentar rápido pero con corrientes de aire perceptibles. Cada sistema tiene, por tanto, ventajas en cuanto a confort térmico según la preferencia: un calor suave y estable (radiadores) frente a un calentamiento rápido y uniforme (aire forzado)​.

Eficiencia energética y costes

Aunque en este artículo no profundizaremos en eficiencia energética o costes operativos, es importante mencionarlos de forma general. La eficiencia depende mucho de la fuente de energía: por ejemplo, una bomba de calor aire-aire (que suele usarse con conductos o fancoils) puede alcanzar un rendimiento muy alto (COP cercano a 3–4, es decir, 300–400% de eficiencia), mientras que una caldera de condensación con radiadores también es muy eficiente en su categoría​. En términos de consumo, se habla de que sistemas de aire modernos pueden llegar a usar hasta un 18% menos de energía que sistemas tradicionales​, pero esto varía según instalación, aislamiento y hábitos de uso. El coste inicial de instalación suele ser más bajo al añadir radiadores a una caldera existente, pero el sistema de conductos exige obra de ductos (con coste mayor). El mantenimiento y coste de operación, así, dependerá de la fuente de energía (gas, eléctrico, aerotermia, etc.) y de la calidad de los equipos. Este tema de eficiencia y facturas se tratará con más detalle en otro artículo específico.

Conclusión y contacto

La elección entre un sistema de calefacción por aire vs radiadores depende de las características de cada vivienda y las prioridades del usuario. Para un calentamiento rápido en toda la casa y uniformidad, los conductos de aire son muy eficaces, especialmente en viviendas grandes. Para un control individualizado, ahorro en habitaciones concretas y una sensación de calor radiante estable, los radiadores resultan muy adecuados.

En Hausum, como arquitectos e ingenieros expertos en climatización, recomendamos evaluar cada caso de forma individual. Si estás pensando en reformar tu sistema de calefacción o quieres comparar estas opciones para tu hogar, contáctanos para una evaluación técnica personalizada. Así podremos determinar la solución óptima (radiadores de alta eficiencia, bomba de calor con fancoils, conductos de aire, etc.) según tu vivienda, para lograr el mejor confort térmico y eficiencia energética. ¡Solicita tu asesoramiento con Hausum hoy mismo!